Los vecinos que vivían en el número 47 de la avenida Vidal i Barraquer, donde el 24 de enero hubo un incendio que obligó a evacuar el edificio, todavía no han podido volver a sus casas y tampoco tienen una fecha de regreso. Quince días después del fuego, siguen provisionalmente realojados con familiares y algunos de ellos continúan reubicados en un hotel. Las llamas dañaron la instalación eléctrica del inmueble, que quedó sin suministro.
Ahora, «hay que reparar la instalación en todo el edificio y nos dicen que la aseguradora de cada piso tiene que hacer un adelanto a la comunitaria», tal como explica una de las propietarias afectadas por el suceso. Los vecinos están completando estos trámites, que son laboriosos, y temen que se alarguen más de lo que querrían porque «ni siquiera se ha empezado a arreglar nada».
Una vez que la instalación esté lista, Endesa estará en disposición de darle luz, tal como detallan fuentes de la compañía.
De momento, según señala la misma propietaria, los vecinos de Vidal i Barraquer tienen una serie de horas al día, de lunes a viernes, en las que pueden acceder al bloque. De hecho, las intervenciones que el arquitecto municipal señaló como necesarias para el inmueble –consistentes en la recuperación de la barandilla de las escaleras y, en general, la limpieza de restos del incendio y de las tareas de extinción– ya están hechas.
Las puertas de algunos de los pisos que habían quedado consumidas por el fuego las han reemplazado sus inquilinos de la manera en que han tenido posibilidad de hacerlo. Los hay que tienen mascotas y acuden regularmente a su domicilio a alimentarlas.
El incendio se originó en una habitación donde un hombre de 41 años –que quedó en libertad con cargos– manipuló un hornillo, que estaba recargando de forma negligente. Un total de 11 heridos tuvieron que ser ingresados o atendidos en centros hospitalarios.
