Buenas compañías que animan a crecer

El proyecto Rossinyol unirá por cuarto año a parejas de estudiantes universitarios y niños de entornos vulnerables para compartir tardes de ocio

19 octubre 2017 15:35 | Actualizado a 19 octubre 2017 15:49
Se lee en minutos
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

‘Selfies’ de idas al cine, a la bolera, paseos por la playa, visitas culturales, patinaje sobre hielo, tardes en el parque jugando y comiendo chuches... Son todas imágenes del álbum virtual del Projecte Rossinyol en Tarragona. 

Las fotos (pueden verse en la plataforma messagenes.com) podrían pasar simplemente por eso, por ratos de ocio entre niños y niñas junto a otros jóvenes, pero lo cierto es que detrás de tantas caras sonrientes hay bastante más. Estas peculiares parejas están formadas por estudiantes universitarios voluntarios que ejercen de mentores para niños de entornos vulnerables.

Y es que, detrás de un primer objetivo tan simple como pasar tres horas juntos cada la semana haciendo actividades de ocio y educativas, se esconde lo que las abuelas bien podrían resumir como el poder de las buenas compañías

Todos los niños estudian sexto de primaria o primero de la ESO, una edad en la que comienzan a surgir inseguridades y muchas veces el futuro no parece tan alentador. Contar con el ejemplo de otros jóvenes como ellos que han avanzado en los estudios y están consiguiendo sus metas es muy inspirador.

Se buscan voluntarios
Xavier Alarcón, mentor hace dos cursos y ahora coordinador de mentores todavía recuerda las tardes que se pasó jugando con Jihad, su mentorado, un niño de Bonavista no muy hablador a quien le encantaba el fútbol. Cuenta que hubo muchos momentos para recordar, como la primera visita del niño a PortAventura. Pero si algo compensó a Xavier fue leer lo que Jihad escribió cuando le preguntaron qué había aprendido de él: «dijo que había aprendido a hacer cosas buenas por los demás sin esperar nada a cambio», relata orgulloso. Hoy todavía mantienen el contacto por WhatsApp.

Este año se espera llegar a las 50 parejas entre las de Tarragona y otras localidades cercanas. Para ello están buscando voluntarios que recibirán una beca de la fundación Quilómetre Zero, impulsora del programa, para pagar las actividades. Además, participar cuenta por dos créditos académicos para los alumnos de la URV.

Montse García Biosca, directora de Quilómetre Zero, explica que este año, como novedad, también intentarán quedar con la familia de los niños una vez al mes para que descubran la importancia de las actividades de ocio en la educación de sus hijos.  

Marina Claverías, voluntaria de la entidad, explica que una vez acabado el programa se evalúan los resultados tanto con los niños como con los voluntarios y también con sus maestros. Entre las cosas que más relatan estos últimos está el hecho de que los niños se vuelven más participativos en clase, están más integrados con sus compañeros y tienen mejor autoestima. 

Curiosamente, una de las cosas que más dicen los niños, además de contar todas las cosas divertidas que han hecho (muchas por primera vez) es que han «descubierto palabras que no sabían que existían». 

Lo que viene, dos nuevos proyectos
Además del proyecto Rossinyol, la entidad Quilòmetre Zero este año quiere poner en marcha otros dos proyectos de mentoría social en los que también necesitará la colaboración de voluntarios.

El primero lleva por título ‘Grow up’ y quiere poner en contacto a adolescentes que tienen un talento o una inquietud en un área específica (música, deporte, informática... por ejemplo) con otro joven que ya tenga formación en ese aspecto.

El segundo proyecto lleva por título ‘Referents’ y en este caso la intención es reunir a jóvenes que han estado tutelados por la administración y han cumplido la mayoría de edad con adultos que puedan acompañarles en el proceso de tomar las riendas de su vida. 
Más información en el correo associacio@quilometrezero.com

Comentarios
Multimedia Diari