El 20% de la flota de buses de la EMT será híbrida o de hidrógeno a finales de 2023

Diez de los 76 vehículos de la Empresa Municipal de Transports ya no consume diésel
al 100%. La firma trabaja en una nueva compra de los de hidrógeno para el próximo año

26 agosto 2022 21:08 | Actualizado a 27 agosto 2022 07:00
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El próximo año, uno de cada cinco autobuses de la Empresa Municipal de Transports (EMT) no consumirá diésel al 100%. Actualmente, el 13% de los vehículos de la compañía pública ya son híbridos o de hidrógeno, un porcentaje que se incrementará paulatinamente entre este 2022 y finales de 2023 con la nueva licitación que se está preparando, y que situará el índice de coches que no consumirán diésel de manera única por encima del 20%.

A día de hoy, la firma dependiente del Ayuntamiento de Tarragona cuenta con 76 vehículos. De estos, 66 unidades utilizan gasóleo, mientras que hay diez híbridos que están en circulación. Antes de acabar este año, sin embargo, está previsto que el porcentaje de combustible fósil se reduzca, ya que deben empezar a rodar los tres vehículos que funcionarán con hidrógeno y que se han comprado recientemente con una ayuda de 600.000 euros por parte de los Fondos Next Generation. Cuando estos tres coches se estrenen relevarán a tres unidades que usan diésel, y que cuentan con una trayectoria de 18 años. En el momento en el que este cambio sea una realidad, el porcentaje que habrá entre híbridos y de hidrógeno en la EMT será del 17%.

Asimismo, según indica el presidente de la Empresa Municipal de Transports (EMT), Jordi Fortuny (ERC), la compañía «ya trabaja en la próxima licitación de buses de hidrógeno, que se enmarca en el plan de renovación de la flota». Cuando esto se ejecute se volverán a relevar los vehículos más antiguos que generan emisiones de CO2, llegando al 20% del total de la flota con bajas emisiones.

Eléctrico: ¿autonomía y recarga?

Fortuny, de hecho, tiene claro que «el futuro es el hidrógeno, ya que no solo nos permitirá un ahorro económico, sino que también contribuirá a la sostenibilidad de nuestra flota de buses y del medio ambiente».

Según datos facilitados por el Col·legi d’Enginyers Industrials de Catalunya, los buses de diésel generan un consumo de 56 litros de diésel cada cien kilómetros, una cifra que en el caso de los que van con hidrógeno se reduce en un 30%, ya que consumen 39,2 litros. Sin embargo, especialmente significativa es la reducción con los eléctricos, cuyo uso baja hasta los 13,84 litros. Cabe señalar que el de los híbridos no se puede calcular, ya que depende de los kilómetros que se hagan de forma eléctrica o con diésel al 100%.

Por lo que se refiere a emisiones de CO2, la renovación de la flota es trascendente. Así, mientras que los diésel emiten 146 kg de CO2 cada 100 kilómetros, los de hidrógeno y los eléctricos no emiten nada, y los híbridos dependen del combustible que se use. Pese a ello, según alertan desde el Col·legi d’Enginyers Industrials de Catalunya Fernando Torres y Gloria Pino, el problema con los eléctricos «es la autonomía y el tiempo de repostaje», cuyas dudas dificultan su aplicación generalizada.

¿Se amortizan?

Todo este proceso de renovación de la flota de la EMT se lleva a cabo en un contexto de inflación disparada, con un precio del carburante que hace pocas semanas tocó su techo histórico. «Entre diciembre de 2021 y junio de 2022, una vez aplicada la bonificación del Estado, el precio del gasóleo ha experimentado un incremento del 44%», reconoce Jordi Fortuny, quien tiene claro que el proceso de cambio «permitirá un ahorro económico y un mayor beneficio medioambiental». A corto plazo, ahora Fortuny espera un aumento de viajeros hasta final de año. «Debemos tener en cuenta que la reducción de tarifas prevista de septiembre a diciembre hace pensar en un posible aumento del uso del transporte público. Esta mejora es sostenida en los últimos meses gracias a la mejora de la situación sanitaria por la covid», indica.

El también primer teniente de alcalde fija la mirada y el objetivo del plan de renovación a medio y largo plazo. «La incorporación de los tres autobuses de hidrógeno todavía permitirá un ahorro superior. Y las sumas de nuevos vehículos durante los próximos años se realizarán teniendo en cuenta el cambio tecnológico hacia el hidrógeno, por lo que la planificación estratégica de futuro ya se hace situando en el centro las emisiones cero, la contribución medioambiental en sostenibilidad y la alineación con los ODS de la Agenda 2030, además del importante ahorro económico que suponen los nuevos combustibles».

Todo este horizonte de transición que se quiere llevar a cabo en los próximos años debe suponer una importante reducción del consumo energético del transporte público de la ciudad, que anualmente supera los diez millones de usuarios. Pese a ello, el Col·legi d’Enginyers Industrials advierte de que la inversión económica prevista «difícilmente se amortizará energéticamente con los precios que hay a día de hoy».

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