La Ruta de la Seda sobre dos ruedas

Sus familiares y amigos les homenajearon ayer por la mañana en el Serrallo con un desayuno y una excursión hasta el Cap de Salou a bordo del barco Tarragona Blau

19 mayo 2017 22:09 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:22
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Como héroes, así fueron recibidos por sus compañeros los dos tarraconenses que completaron la Ruta de la Seda subidos a sus motocicletas, una aventura que nunca olvidarán.

Ramon Baiges y Quim Moreno recorrieron en su hazaña unos 20.000 kilómetros aproximadamente y pasaron por Italia –partiendo de la ciudad de Génova, inicio de la Ruta de la Seda–, Eslovenia, Croacia, Hungría, Rumanía, Moldavia, Transnistria, Ucrania, Rusia, Kazajistán, Uzbequistán –el corazón de la ruta–, Turkmenistán, Irán, Turquía y Grecia.

Los dos tarraconenses cuentan que han quedado maravillados con la simpatía y amabilidad de la gente con la que se han cruzado en su camino: «La hospitalidad es muy exagerada, para ellos es algo normal, pero nosotros no estamos acostumbrados, no somos así», explicó Baiges.

Ambos coinciden en que Irán es uno de los países que más les ha conquistado: «Irán es espectacular; coincidimos con gente muy amable y que nos trató de una forma muy cercana, nos encantó».

No obstante, durante la Ruta de la Seda, también tuvieron que atravesar lugares en los que pasaron auténtico miedo: «Nos advirtieron en todo momento por dónde teníamos que ir y por dónde no; en la frontera entre Rusia y Ucrania tuvimos miedo, pasamos al lado de los soldados armados y de los tanques y nos sentimos muy inseguros ante las zonas en las que estaba presente el conflicto bélico. Pensamos que en cualquier momento podían dispararnos y robarnos las motos», comentaron.

Estos dos amantes del asfalto, que contaron con la colaboración desinteresada del Port de Tarragona, recibieron ayer un gran homenaje por parte de sus familiares y amigos en el Serrallo.

Baiges y Moreno, así como otros motoristas como el ‘Xocolata’, forman parte del club Poker Biker’s, una gran familia de más de 40 miembros –cada uno con una naipe, de ahí su nombre– que se reúne cada tanto en su sede, la cafetería Sonia de la calle del Mar y que organiza salidas en moto para pasarlo bien. ¿Su lema? «Anem fent», porque según ellos «no tenemos ninguna prisa, no corremos cuando organizamos excursiones, hacemos ruta y contemplamos los paisajes». Desde luego, una hermosa manera de pasar la vida viendo como pasa.

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