Mas d’en Sorder puede condicionar las mayorías para la aprobación del POUM de Tarragona

ERC y ECP son contrarios al proyecto que afecta a los terrenos junto al golf, mientras que Junts y PP lo defienden. Los partidos muestran su preocupación porque «no se avanza»

21 enero 2025 20:56 | Actualizado a 22 enero 2025 07:00
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Este 2025 debe ser el de la aprobación inicial del futuro Pla d’Ordenació Urbanística Municipal (POUM). De acuerdo con el calendario del Ayuntamiento de Tarragona, esta está prevista para este primer semestre, cuando la administración local espera tener todos los informes sectoriales, ahora en fase de redacción.

En esta recta final, el gobierno municipal tendrá que intensificar el diálogo si quiere conseguir que esta aprobación salga adelante con una mayoría holgada. Y si hay un sector que puede sumar ‘síes’ o ‘noes’ este es Mas d’en Sorder, un proyecto que con la victoria del PSC en las elecciones municipales de 2023 volvía a situarse en el tablero de juego, tras ser rescatado e incorporarlo de nuevo en el avance del POUM, que el ejecutivo socialista presentó el 24 de abril.

A la espera de iniciarse la segunda ronda de negociaciones, el gobierno de Viñuales podría sumar una mayoría máxima de 19 votos a favor, entre los que no estarían los seis representantes del principal partido de la oposición, es decir ERC, ni los dos de ECP, que desde fuera del gobierno se han convertido en uno de los principales socios del ejecutivo.

Mientras los Comuns aseguran que la inclusión del plan «afectará al voto», los republicanos sitúan este proyecto como una «línea roja». «Más allá de que políticamente estamos en contra, Mas d’en Sorder no entra dentro de los objetivos estratégicos del avance del POUM, que aprobamos el pasado mandato, por lo que si hay cualquier impugnación podría pasar que dentro de unos años vuelva a haber una sentencia que decrete la nulidad», argumenta Xavier Puig.

ERC defiende que la construcción de 236 viviendas en los terrenos junto al campo de golf Costa Daurada no responde a los principios de «cohesión» y de modelo de «ciudad compacta» que se establecieron en el documento refrendado por dos tercios de los representantes de la Font. Un punto de vista que también avala ECP. «Crear un barrio descolgado tiene unas consecuencias importantes a nivel de gestión de los servicios de la ciudad», argumenta Jordi Collado.

El desarrollo de este sector residencial se ha vinculado a la recuperación del antiguo Mas d’en Sorder, en el que los promotores quieren habilitar un hotel con encanto. «No entendemos que se haga un pelotazo de esta magnitud. ¿Qué coste comportará para la ciudadanía? ¿Tendrá sentido que dentro de quince años tenga que ampliarse el contrato de la basura para incluir aquella zona?», asegura Collado.

En cambio, tanto el PP, como Junts per Catalunya y los dos concejales no adscritos defienden que esta es una pieza indispensable. «Siempre he defendido que si hay una Boella y un Mas Passamaner, en Tarragona también necesitamos algo así», argumenta el portavoz de los juntaires, Jordi Sendra.

Este defiende que la ciudad del futuro «tiene que crecer por Ponent, pero también por Llevant». Y en esta ecuación también incluye el desarrollo de la Vall del Llorito, como «elemento de cohesión entre Sant Pere i Sant Pau y el centro».

La portavoz del Partit Popular, Maria Mercè Martorell, también defiende que el crecimiento del extremo este será «un elemento clave». «Si no construyen allí a donde quiere ir a vivir la gente, esta se marcha a otros municipios del lado, como El Catllar. Tenemos casi 15 kilómetros de costa y nos empeñamos en concentrar la población donde no hay litoral y que es la zona más próxima a la industria, que es la que tendría que oxigenarse», argumenta.

Por su parte, los concejales no adscritos, lamentan que ni Mas d’en Sorder, ni La Budellera, no deberían descartarse «sin un análisis más exhaustivo de su viabilidad y beneficios potenciales».

¿Habrá POUM este mandato?

Si hay una preocupación que comparten todos los partidos es que todavía no se ha iniciado la segunda fase de contactos, por lo que cada vez son más las voces que alertan de que hay una ralentización en los timings que no permitirá acabar este mandato con el POUM aprobado.

«Vamos pasadísimos», lamenta Collado. Los estudios de inundabilidad se habrían demorado, ya que después de la última dana se activaron las alertas y se pidió recalcular los datos, según los últimos informes del CSIC. Este es un tema sobre el que pone el acento el PP. «No podemos permitir que dentro de veinte años nos encontremos igual que en La Móra, porque nos hemos empezado en construir en la Horta Gran o el polígono Francolí, que son inundables», dice Martorell.

El retraso en este documento ha condicionado el inicio de la redacción del estudio económico. Ambos serán vitales y podrían hipotecar el calendario, ya que a partir de estos se preveía iniciar una nueva ronda de contactos con los partidos de la oposición. Al respecto, Sendra ya avanza que «vamos a fiscalizar el seguimiento, ya que no nos podemos permitir que nos caduquen las normas subsidiarias y después, entre las alegaciones y la aprobación definitiva por parte de la Generalitat no es fácil».

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