¿Cómo luchamos para eliminar las violencias sexistas en espacios festivos en Tarragona? Esta era la pregunta principal y también el objetivo final de la comisión participativa para elaborar el nuevo protocolo de actuación frente a este tipo de situaciones.
El pasado miércoles, el Espai Jove Kesse recibió la tercera y última sesión de esta iniciativa. Se formó un grupo de trabajo improvisado en el que asistieron desde ciudadanas con ganas de no volver a vivir ciertas situaciones en las que el disfrute en una fiesta pasa a miedo o incomodidad, representantes de colectivos feministas y también de partidos políticos. Una gran variedad de público con distinto origen pero con una misma motivación.
Un problema sin género
Pau Zabala, técnico en Prevenció de Gènere, fue el encargado de dirigir esta sesión. Las asistentes solo debían mirar a su alrededor para identificar un posible primer problema. No había ningún hombre. «Creo que falta que las violencias sexistas se vean como un problema real que está presente en muchos ámbitos y que nos afecta a todos, no solo a las mujeres», comentaba Zabala. Las dos sesiones anteriores sirvieron para establecer un marco teórico y así poder hablar con conocimiento de lo que significa la violencia sexista y también para clasificar los diferentes ejes de actuación para intentar acabar con ella.
«El primer día fue como una clase práctica en la cual a través de compartir experiencias personales y profundizar en los sistemas de actuación actuales, te conciencias de por qué es necesario este protocolo, de por qué estamos aquí», expresaba Beatriz, una de las asistentes.
Una veintena de mujeres de todas las edades, apuntaban con atención algunas de las directrices que Zabala explicaba. Después, las libretas pasaron de apuntes a recuerdos, ya que una de las actividades era intentar ver qué problemas podían sufrir las mujeres en espacios festivos y cómo les gustaría que eso se solucionará. «Creo que es importante que una parte de este protocolo nazca de la participación ciudadana. Nadie mejor que nosotras puede representar en un papel cómo nos sentimos», comentaba Miriam, una de las asistentes a esta comisión.
Una de las propuestas que surgió para incidir en el ámbito político era poder contar con una gestión municipal con perspectiva feminista, algo que según Zabala es esencial para que lo trabajado en estas sesiones sirva para algo: «El protocolo tiene que ser aprobado por un equipo técnico y también por el Ayuntamiento. Sin su acuerdo, las acciones propuestas no se hacen efectivas».
Un protocolo a plazos
Después de esta última sesión de la comisión participativa, técnicos y autoridades tendrán que decidir si se puede llevar a cabo un primer borrador que se podría conseguir en un mes y donde la mejora de los puntos lila son la acción prioritaria. «El objetivo de este tipo de iniciativas es conseguir la transversalidad de género en las administraciones y crear un protocolo que sirva y llegue a toda la ciudad de Tarragona», concluía Zabala.
