La Covid crece en Tarragona pero con un limitado impacto hospitalario, al menos por el momento. Eso sí, hay cifras que recuerdan que la pandemia no se ha ido. Uno de esos indicadores son las defunciones. En los últimos dos meses ha habido 51 muertes por Covid-19 en la provincia, lo que arroja una media de seis fallecimientos a la semana, según las estadísticas oficiales de Salut.
Son balances que no tienen nada que ver con momentos mucho más duros de la emergencia sanitaria, pero que muestran cómo el coronavirus es un patógeno que ha venido para quedarse.
Ahora es la población muy mayor y vulnerable la que configura el perfil de las personas que pierden la vida. Siete de cada diez fallecimientos en el Camp de Tarragona son de mayores de 80.
Este es el desglose exacto de los decesos ocurridos en los últimos dos meses: 19 de más de 90 años, 18 de la franja de 80 a 89, ocho en el segmento de 70 a 79, cinco en el de 60 a 69 y uno en la cohorte de los 50 a los 59. Continúa la mayor fragilidad masculina frente al virus: el 57% de las muertes son de hombres.
Pero el índice clave va a ser la presión hospitalaria. Actualmente hay 102 ingresados en Tarragona, una cifra que, a pesar de que fluctúa, se mantiene estable desde que a finales de marzo se volviera a la normalidad tras el exponencial aumento de casos de ómicron, en aquella sexta ola. Igualmente hay calma en la UCI: siete ingresados en el Camp y el Ebre, un dato que tampoco varía en exceso. Lo mismo pasa en Catalunya, que desde hace al menos dos meses orbita alrededor de unos 30 pacientes en intensivos afectados por el SARS-CoV-2.
Mientras tanto, los casos siguen creciendo. «Hay un repunte inquietante de los (pocos) datos que disponemos sobre la Covid-19 en Catalunya. La Rt rompe la barrera de 1 y entramos en expansión en 1,06. Lo más preocupante es la tasa de positividad, del 20,5%, con muchas reinfecciones», dice Àlex Arenas, catedrático de Matemáticas en la URV. En Tarragona los contagios han crecido un 35% en la última semana, al pasar de 1.025 a 1.384, aunque hay que tener en cuenta que muchos de los casos no son notificados y, por tanto, escapan a ese recuento oficial.
Arenas ofrece la razón de las complicaciones: «BA.4 y BA.5 son más transmisibles. No se usan mascarillas prácticamente en ningún lugar, ya han pasado seis meses de las dosis de refuerzo y ha descendido la inmunidad adquirida. Por suerte, la mayoría tendrá síntomas no graves, pero algunos casos se complicarán».
