Xavier Ferrando, en nombre del Grupo Inmobiliario Ferbor, compró en 2006 a un empresario local la finca Ferré Golarons, ubicada en el número 2 del Pla de la Seu y que está incrustada dentro de la finca Ca l’Ardiaca, que debe convertirse en un hotel de lujo en la Part Alta.
«Era un buen negocio y estaba pensando en reconvertir el local de souvenirs en un restaurante en la Part Alta que lo gestionaría la familia», explica Ferrando. Sin embargo, el empresario tarraconense no pensó hace nueve años que aquella oportunidad de negocio todavía hoy estaría pendiente y con un futuro incierto.
El primer paso para poder abrir el restaurante fue separar su finca de otra, la número 8 (escaleras abajo), perteneciente al Arzobispado. La escritura se demoró hasta 2013 y aun así la segregación todavía no es efectiva. Aunque existe un acuerdo de unanimidad de la Comissió Territorial del Patrimoni Cultural, el Ayuntamiento no ha rubricado el acuerdo alegando que a día de hoy falta la aprobación de dos planes, uno de protección del patrimonio cultural del conjunto histórico y otro de protección especial de la Part Alta.
El Ayuntamiento remarca que «mientras el Pla d’Ordenació Urbana Municipal (POUM) no apruebe el planeamiento especial correspondiente no se permiten parcelaciones ni agrupaciones de fincas». Con ello, a pesar de tener la escritura y el acuerdo de Patrimoni de la Generalitat, Ferrando sigue maniatado sin poder solicitar una licencia de obras para el restaurante familiar que había ideado en 2006.
Paralelamente a la burocracia que sigue combatiendo el empresario tarraconense, las obras de Ca l’Ardiaca han terminado por minar la confianza y la paciencia de Xavier Ferrando.
Por una parte, la forma de actuar en este palacio gótico ha obligado a la instalación de un andamiaje con pies de cemento para evitar que el edificio se derrumbara en cualquier momento. Esta medida de protección afectó la entrada de la finca Ferré Golarons.
Uno de los pies de cemento está plantado frente a la puerta de entrada y la colocación de un tablón de madera y una chapa metálica impide entrar dentro del entramado metálico por motivos de seguridad.
Apropiación indebida
Sin embargo, entre la colocación de los andamios y las medidas de seguridad, a Ferrando le abrieron el local y le vaciaron su contenido. «Era una tienda con antigüedades, objetos de valor, cosas propias y souvenirs. La tasación que hicimos al presentar denuncia equivale a 185.000 euros», subraya.
La autora de esta apropiación indebida fue una empresa contratada por Grupo Artal, puesto que esta empresa con sede en Zaragoza sigue defendiendo a día de hoy que Ferré Golarons forma parte del conjunto de Ca l’Ardiaca y que lo que había en su interior les pertenece. Ferrando ya litigó con ellos en su día y presentó la escritura que separaba ambas fincas. Sin embargo, a día de hoy sigue sin recuperar los objetos y a la espera de que la demanda fructifique.
Nueve años después de comprar el local, Ferrando sigue suspirando con montar el restaurante y deseando que el inmueble no esté demasiado afectado.