'Es un hecho, los niños que son llevados en brazos lloran menos'

El pediatra Adolfo Gómez Papí desmitifica los supuestos perjuicios de dormir con los niños o llevarlos en brazos

19 mayo 2017 16:34 | Actualizado a 19 mayo 2017 16:34
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Adolfo Gómez Papí es pediatra y neonatólogo del Hospital Universitari de Tarragona Joan XXIII, experto en lactancia materna, pionero del método canguro y autor del libro ‘El poder de las caricias’. Cuando se le habla de tendencias como la ‘crianza con apego’ no sólo se muestra a favor, sino que comienza a desgranar datos y estudios.

En lo que se refiere al ‘porteo’, por ejemplo, explica que las sociedades rurales en las que se lleva a los niños encima apenas se escuchan llantos infantiles. Refiere incluso que se hizo un estudio con bebés que sufrían los llamados cólicos del recién nacido. Los bebés que eran llevados en brazos comenzaron a dejar de llorar paulatinamente.

Argumenta el pediatra que los monos no se separan de sus madres hasta los cinco años, y los gorilas, hasta los siete, con lo cual no tiene sentido que a los seres humanos, que son todavía más vulnerables a la hora de valerse por sí mismos, se les separe antes de su madre.

Gómez Papí también desmitifica el co-lecho y los miedos que suelen asaltar a los padres, especialmente cuando los niños están recién nacidos. Sobre la muerte súbita, también conocida como ‘muerte de cuna’, apunta que se ha demostrado con estudios encefalográficos que cuando madre e hijo duermen juntos ella es capaz de mantener la atención en el bebé. «Lamentablemente a lo largo de mi carrera me ha tocado atender a madres que venían con sus bebés ya cadáveres, rígidos. Alguno había muerto en otra habitación hacía dos horas y ellas no lo sabían», relata.

Consejo al pediatra

Eso sí, lo mejor es pedir consejo al pediatra: conviene más un colchón tirando a duro, no uno blando y nunca en el sofá. Tampoco se puede practicar si la madre ha bebido o tomado drogas o medicamentos para dormir.

En general, advierte, se trata de no hacer caso de las expectativas que nos han vendido y que dicen que los niños tienen que comer cada tres horas y además dormir entre medias, «porque son mentira».

Gomez Papí cree que cada vez sus colegas pediatras y enfermeras son más respetuosos con las decisiones de las familias, pero también considera que quienes se oponen no lo hacen por factores objetivos, sino porque tienen que enfrentarse a su propia forma de hacer como padres y admitir que tal vez se han equivocado. Él mismo, reconoce, no sabía muchas de estas cosas cuando sus hijos

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