Hobbits, elfos y enanos, en Miravet

Cuando Òscar Neiras leyó por primera vez El Señor de los Anillos, siendo un adolescente, le costó seguir el hilo. La amalgama de personajes y parajes le lió al principio. Pero le acabó tomando la medida. «La acción en la Comunidad del Anillo se toma su tiempo para aparecer, pero mi perseverancia tuvo sus frutos cunado la cosa empieza a coger ritmo en el Póney Pisador y la persecución de los Jinetes Negros. Desde ese punto no puedes dejar de querer saber qué pasará después. La riqueza del imaginario me dejó asombrado», recuerda.

El Señor de los Anillos es un fenómeno fan. Como los Beatles en los años sesenta, pero en versión literatura y cine. Tiene entusiastas por todo el mundo. Y clubes de seguidores. La Sociedad Tolkien Española cuenta con delegaciones por todo el país. La de Barcelona, denominada Smial de Lórien, llevará este fin de semana la Tierra Media al castillo de Miravet.  Lo ambientará tal y como salió de la imaginación de J. R. R. Tolkien. Habrá actividades infantiles, como cuentacuentos y maquillaje, y otras también para mayores, como talleres y exhibiciones de baile, papiroflexia, forja o caligrafía, un photocall y un cine fórum. No faltarán estandartes y un trono de Gondor. Los miembros de la Sociedad Tolkien irán vestidos al estilo medievo y de fantasía para darle más realismo. Pulurarán hobbits, elfos y enanos.

«El universo creado por John Ronald R. Tolkien tiene una base de inspiración clara en mitologías medievales, por lo que su imaginario encaja de maravilla con cualquier monumento de esa época. El castillo de Miravet es el mejor representante de arquitectura Templaria en nuestro país, así que ¿qué mejor lugar? Es sencillamente espectacular», dice Neiras, coordinador del evento.

Para los más puestos en El Señor de los Anillos, el castillo de Miravet es una suerte de Ciudadela de Minas Tirith, capital de Gondor, un reino de los humanos. La ciudad amurallada que se eleva por encima de un gran llano y donde tiene lugar una de las batallas clave, la de los Campos de Pelennor. Allí las hordas de Sauron sufren su primera gran derrota y la Guerra del Anillo da un vuelco. «Los que hemos leído sus obras o visto las películas seguro que podemos hacer paralelismos entre algunas de las fortificaciones que aparecen y Miravet», asegura Neiras.

La obra de Tolkien toca temas universales y destaca, apunta Neiras,  por la riqueza de su imaginario y la humanidad de sus personajes a pesar de que se encuentren en circunstancias muy alejadas de nuestra realidad cotidiana. «Personalmente es una gozada disfrutar de un libro de esos que ‘no te lo acabas’ por la profundidad de la mitología, su genealogía, sus personajes, con los que es fácil identificarte incluso si no son humanos, y la riqueza del lenguaje y de las descripciones que hace de esa naturaleza que tanto apreciaba el autor. Permite muchas relecturas sin resultar cansino», comenta Neiras.

El evento de este fin de semana es un aperitivo de lo que vendrá del 12 a 15 de octubre, cuando la Sociedad Tolkien Española celebrará en Tortosa su convención anual, la Estelcom. La cena de gala tendrá lugar en el castillo de Miravet. Será la tercera vez que se celebre en Catalunya, después de 2009 en Cardona y 2013 en La Conreria. «Escoger una ubicación con encanto es un elemento fundamental de una buena Estelcon. Algunos de nosotros conocíamos la zona de Terres de l’Ebre, yo en concreto hacía poco que había visitado Miravet y es un lugar que enamora. Entre esto y que queda equidistante con Zaragoza y Valencia resultaba un lugar ideal. Se propuso y rápidamente se convirtió en una de las opciones favoritas», señala el coordinador.

El Señor de los Anillos en el Castillo de Miravet cuenta con el apoyo del Ayuntamiento y el departamento de Cultura de la Generalitat. «El reto era conseguir hacer la ceremonia de gala en el castillo sin dejarnos todo el presupuesto de la convención. Hablando con el Museu d’Història de Catalunya llegamos al acuerdo de un quid pro quo: nosotros hacemos un fin de semana de ambientación y actividades y  cambio nos cedan el castillo para la gala», concluye.