'La promesa', triángulo amoroso en peligro

La actuación del trío protagonista (Oscar Isaac, Charlotte Le Bon y Christian Bale) es lo mejor de la película. Una historia ambientada en la caída del Imperio Otomano

31 mayo 2017 20:20 | Actualizado a 24 noviembre 2017 19:58
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El amor y la guerra es una perfecta combinación para desarrollar triángulos amorosos. Romance y drama bélico han estado unidas en un sinfín de ocasiones. Basta con acudir a los clásicos: Casablanca, Dr. Zhivago o Guerra y paz, sólo como ejemplos siempre recordados en la historia del cine. Recientemente, Pearl Harbor abordaba también el trío amoroso como un elemento central en plena Segunda Guerra Mundial.
Muchos filmes están ambientados en la segunda gran contienda mundial. Otros en la guerras napoleónicas... En definitiva, cualquier conflicto, por pequeño que sea, es un interesante escenario por donde se puede desplegar una historia con fondo dramático, no sólo bélico sino también amoroso.
Esta vez nos situamos en los años 20, una época convulsa, con el contexto de la I Guerra Mundial y la caída del Imperio Otomano. Mikael Boghosian (Oscar Isaac) es un boticario armenio que vive en un pueblo de las montañas, y viaja a Constantinopla con el objetivo de seguir formándose como médico. Allí conoce a Ana Kesharian (Charlotte Le Bon), una bella y sofisticada joven armenia, por la cual siente una atracción inmediata. Pero también Chris Myers (Christian Bale), un prestigioso periodista americano que cubre el conflicto, se enamorará de la joven Ana. Con el trasfondo del genocidio armenio perpetrado por el imperio turco, este trío amoroso deberá luchar por el amor, la lealtad y la supervivencia.

 

 


Así, pues, los tres personajes son nobles de corazón (quieren lo mejor para todos, salvan vidas, pelean por amparar niños huérfanos de los ataques turcos, difunden las atrocidades...), pero en el asunto sentimental llevan todo también sin herir a nadie. Parece difícil, pero en la trama de La promesa todo es posible. No lo intenten en casa. Y es que, sin duda, lo mejor del filme son las tres interpretaciones principales sobre una historia de genocidio, que poco a poco va adquiriendo mayor protagonismo hasta abarcarlo casi todo. 
Los 134 minutos de su duración se podían haber resuelto en muchos menos. Sobran muchos. La trama se podía haber resumido. Pero no en tres historias, porque son la misma.

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