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Silencio, la esperada nueva película de Martin Scorsese, es la gran protagonista de la primera cartelera del 2017. El ganador de un Oscar por Infiltrados siempre se ha confesado un gran fan del cine japonés desde niño. Por ello, y seguramente en homenaje también a ello, no sorprende el hecho de que ahora haya elegido para su nueva película una historia ambientada en Japón, concretamente en el Japón del siglo XVII. Para recrear y plasmar en la gran pantalla la estética de ese siglo en el país nipón.
El cineasta neoyorquino de ascendencia italiana es uno de los más destacados de los últimos 40 años. Desde su Alicia ya no vive aquí (1974), hasta este Silencio, Scorsese se ha ganado el favor del público y la crítica gracias a filmes que ya son auténticos clásicos: Taxi Driver, The last waltz, New York, New York, Toro salvaje, El color del dinero, La última tentación de Cristo, Uno de los nuestros, El cabo del miedo, La edad de la inocencia, Casino, Gangs of New York, El aviador, Shutter Island, La invención de Hugo o El lobo de Wall Street. De esta última hace tres años. Desde entonces, Scorsese ha hecho cosas para televisión y ultimando guiones de nuevos proyectos.
El primero de ellos es este excelente filme en el que vuelve a tocar el tema religioso, aunque ahora lo hace para ofrecer una elegante, profunda y dolorosa ‘confesión’ entre la razón y la fe. Probablemente, es una de sus películas más intensas. Una reflexión compleja y contemplativa sobre la fe y lo que se hace en su nombre. Pero, sobre todo, el cineasta realiza un hermoso viaje espiritual. En plena crisis de valores, como ha reconocido el propio papa Francisco, Scorsese relata una historia de cristiandad en crisis, demostrando que es un cineasta tan magistral con los hombres de Dios como con los gángsters. Al mismo tiempo, es épica espiritual pura.
Silencio es un drama épico basado en la novela del japonés Shushaku Endo que narra el viaje de dos misioneros jesuitas a Japón en la segunda mitad del siglo XVII, cuando los cristianos eran perseguidos y torturados. Adam Driver y Andrew Garfield, espléndidos, son los protagonistas de esa peligrosa aventura, en la que van tras los pasos de su mentor (Liam Neeson), del que sospechan que ha perdido la fe.
