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El Congreso de los Diputados aprobó ayer por una amplia mayoría levantar la inmunidad a la diputada de JxCat, Laura Borràs, en la votación secreta y a puerta cerrada del suplicatorio para que pueda ser investigada por presunta corrupción en el Tribunal Supremo (TS).
PSOE, PP, Vox, Unidas Podemos y Ciudadanos votaron a favor de permitir que el Alto Tribunal investigue la causa penal contra la dirigente nacionalista, mientras que JxCat y el PNV votaron en contra. También se registraron cinco abstenciones, mientras que ERC, la CUP, Bildu y el BNG no participaron en la votación. Trataron de marcar distancias de esta forma con el TS y también evitaron situarse en una posición contraria a que se aclare una presunta corrupción.
Borràs se enfrenta a una acusación por cuatro delitos, por los que podría ser condenada a 15 años de prisión por haber cometido irregularidades al contratar presuntamente a dedo a un amigo mientras era directora de la Institució de les Lletres Catalanes, antes de su entrada en política. La portavoz de JxCat en el Congreso, según la Fiscalía, fraccionó un contrato para poder adjudicárselo a un conocido sin necesidad de convocar un concurso público. «Con la Borràs, con la jefa, yo facturo con la cooperativa y facturo unos trapis», dice en una grabación que consta en la investigación el amigo de la diputada a otra persona.
La dirigente nacionalista está acusada de prevaricación, fraude a la Administración, malversación y falsedad documental. Ella asegura que es inocente y que se trata de un nuevo juicio político para atacar al independentismo. Quim Torra apostaba por ella como aspirante a la presidencia de la Generalitat. En su entorno, ayer aprovecharon para lanzar su candidatura, al menos en las redes sociales. Dirigentes republicanos admiten en privado que para ellos sería un regalo que JxCat eligiera a Borràs.
Guerra abierta
En el debate sobre su suplicatorio, a puerta cerrada, JxCat y ERC volvieron a escenificar la guerra que libran desde hace meses y que no se enfriará hasta que se celebren elecciones, que ayer Jordi Sànchez situó entre noviembre de este año y enero de 2021.
Ambos partidos intentaron negociar una posición conjunta del independentismo en la votación de ayer, pero en realidad ambos querían que no hubiera acuerdo para poder marcar perfil propio. Para los postconvergentes, todo lo que no fuera votar en contra del levantamiento de la inmunidad suponía participar en una cacería contra Borràs y avalar la «represión» del TS. La diputada de JxCat se puso el traje victimista y advirtió a los republicanos de que con su «incomparecencia» (su no participación en la votación) no se «combate la represión». «Hacer lo correcto (votar en contra) nunca, nunca, nunca puede ser irrelevante», remató después en una comparecencia ante los medios.
El portavoz de ERC Gabriel Rufián y Laura Borràs llevan semanas con duros enfrentamientos desde la tribuna del Congreso, que se ha convertido en uno de los escenarios de la batalla independentista. Ayer lo volvió a ser. El portavoz de ERC cargó con dureza contra JxCat. A su juicio, es un «insulto» querer cargar las culpas del resultado de la votación a los suyos, y –como insinuó– desde la formación de Carles Puigdemont se está «atacando» a Esquerra para ganar el juicio mediático. El portavoz republicano apuntó que la forma de no reconocer al TS es no participando en la votación, e instó a la dirigente nacionalista a que abandone su acta de diputada si quiere evitar ser juzgada por el Alto Tribunal. «No puede haber ninguna sombra de duda de corrupción en el independentismo», defendió.
