«El caos se basa en bulos plausibles»

Alexandre López i Borrull. Profesor de la UOC y experto en el análisis de fake news

24 mayo 2020 08:40 | Actualizado a 24 mayo 2020 09:02
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Alexandre López i Borrull ha trazado cinco perfiles de las personas que crean o difunden las fake news, más de actualidad que nunca. Están los «bienintencionados», los «conspiranoicos», los que lanzan «mensajes de odio al diferente», los que «se toman un bulo como un reto viral» y los «creadores de caos».

¿Quiénes son los más peligrosos entre esos cinco tipos de ‘fakers’?

Los creadores de caos por cuanto se difunden en general, en algunos casos para lograr beneficios económicos en las visitas y en otros para generar un clima de desinformación general.

¿Qué consecuencia tienen?

Llevan a una sociedad que no cree en nada, ni en la información oficial ni la de proximidad. Eso es un peligro. Los generadores de odio al final conectan sólo con su público mientras que el caos se basa en conseguir muchas fake news que parezcan plausibles. En esa posibilidad aumenta la viralización.

Hay partidos que usan los bulos con fines políticos.

Cada partido político se sitúa en una posición comunicativa. Algunos, como la ultraderecha o el colectivo más antisistema, crean a menudo relatos alternativos. Dentro de esa visión alternativa, existen argumentos sesgados y que pueden rozar la mentira y la calumnia. En esta crisis, a la mayor parte de los partidos políticos les ha tocado gestionar algún ámbito estatal, autonómico o municipal. Partidos como Vox no se deben a la corresponsabilidad en la gestión y desde el principio han tenido una posición de desgaste.

Vox ataca además a quien descubre o desmiente los bulos.

Es importante señalar la campaña de parte de la derecha, sobre todo Vox pero no únicamente, respecto a verificadores como Newtral o Maldita y su vínculo con plataformas de redes sociales, en concreto Facebook, que llevó a Vox a cambiar sus canales a Telegram.

¿Por qué son tan atractivos los bulos?

Los bulos encajan en dos factores. Primero: una premisa emocional ya presente en aquel que quiere creerse una información porque se une a su visión de las cosas. Del tipo «todos mienten», «todos son iguales», «no nos dicen toda la verdad»...

¿Y el segundo factor?

En segundo lugar, durante estos días, sobre todo al inicio de la crisis, no había información con suficiente certeza y solo hablábamos de datos de enfermos. Bulos sobre curas o el origen de la enfermedad se difundían porque era algo nuevo o diferente a lo que los medios ofrecían.

¿Cómo se combate un bulo?

Las plataformas de redes sociales, aunque privadas, tienen una responsabilidad en lo que circula por sus canales. A diferencia de otros casos, hemos visto cómo en búsquedas en Google, Facebook y otras redes, se ofrecen enlaces a canales oficiales de información. Una ola de bulos se combate con información de calidad y contrastada.

¿Es partidario del control de las redes sociales?

Soy partidario de unas normas, derechos y deberes en el mundo digital como existen en la calle. Las administraciones deben poder monitorizar campañas de desinformación y tener muy claros los límites de la libertad de expresión y la crítica y diferencia política.

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