Mayores, cuando a la soledad se suma el miedo

#TrucadesContraelSilenci. Amics de Gent Gran ha cambiado las visitas a mayores que viven solos por llamadas. Animan a avisar si conocemos a alguien en esta situación

30 marzo 2020 07:20 | Actualizado a 30 marzo 2020 08:39
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Magda Civit Bosch se ha pasado buena parte de estos días de confinamiento al teléfono. Es la coordinadora de los grupos que la asociación Amics de la Gent Gran tiene en diferentes puntos de la demarcación de Tarragona.

La entidad, que desde hace más de 30 años se dedica al acompañamiento a personas mayores, centra su actividad, sobre todo, en las visitas presenciales que hacen sus voluntarios a estas personas. Ahora, con el estado de alarma, han tenido que buscar la manera de seguir haciendo este acompañamiento.

Es por eso que los voluntarios que acompañan a los mayores (unos 80 en la demarcación) ahora les llaman cada día en unos encuentros que agradecen infinitamente. Algunos viven en sus casas y otros, en residencias.

Civit, trabajadora social, reconoce que casi nunca son llamadas cortas, estos días hay muchas ganas de hablar. Para ello han colgado en su web una guía elaborada por el Observatori de la Soledat y el equipo social de la entidad con consejos y pautas sobre cómo pueden ser estas conversaciones.

Durante las llamadas se constata que la persona mayor tiene la información que necesita respecto a la pandemia y su prevención (algunos preguntan en cada llamada si pueden salir), pero en general lo que se busca es hablar de otros temas e incluso, recomendar otras actividades.

«En estos días ni siquiera puedes decirles que vean la tele, porque todo son especiales sobre el coronavirus». Y es que a la soledad en estos casos se suma el miedo, pues las personas mayores están todo el rato escuchando que son los más vulnerables.

La entidad, además, ha habilitado un espacio en su web (www.amicsdelagentgran.org) para avisar si hay una persona mayor que estos días pueda necesitar de este acompañamiento.

No todo es drama

Aunque la idea es ofrecer compañía, los voluntarios también están coordinados con los servicios sociales de cada ayuntamiento en el caso de que sean necesarios.

Pero no todo es drama, dice Civit, también hay risas y retos, como el de las voluntarias (la mayoría son mujeres) que, con paciencia, consiguen que algunos de sus mayores aprendan cómo hacer una videollamada «y cuando lo prueban ya no quieren las llamadas de voz». Recuerda la emoción de una señora amante de la ópera, a quien su voluntaria le envió una lista de reproducción.

Entre los voluntarios hay psicólogas, maestras jubiladas y en activo, enfermeras, funcionarios... que estos días están haciendo más fuertes los vínculos con las personas que acompañan.

Las satisfacciones, explica Civit, son muchas. En su caso hay una señora mayor que de vez en cuando es quien le llama para ver cómo lo lleva.

Estos días otras entidades como Creu Roja y Cáritas también se están poniendo en contacto telefónico con los mayores que atienden en sus programas.

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