Océanos de plástico, la nueva y triste realidad

Revertir el problema de los residuos que ahogan el planeta precisa de un cambio drástico
en el actual planteamiento sobre su fabricación, uso, vida útil y forma de desecharlos

26 noviembre 2020 10:00 | Actualizado a 26 noviembre 2020 10:30
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De la practicidad e higiene del plástico nadie tiene duda. De la nefasta gestión que hemos hecho los seres humanos de este material, tampoco.

Los datos acerca los residuos generados por este elemento son absolutamente terribles:cerca de 230.000 toneladas de plástico se vierten al mar Mediterráneo cada año, una cifra que según los expertos, podría ser más del doble para 2040 a menos que se tomen ambiciosas medidas.

Actualmente se estima que cada minuto se consumen en el mundo 1 millón de botellas plásticas, que sumado a otros envases genera casi un 80% de basura de este material. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se calcula que generamos 300 millones de toneladas de residuos plásticos cada año. A grosso modo, eso significa que anualmente nos pertocan unos 40 kilos por persona. Una cifra para echarse a temblar.

¿Y dónde terminan todos estos residuos? Aproximadamente doce millones de toneladas al año surcan los océanos de nuestro planeta, tan infestados que crean las lamentablemente conocidas como ‘islas de plástico’. Para hacernos una idea, la Gran Isla de Basura del Pacífico, a medio camino entre California y Hawaii, ocupa 1,6 millones de kilómetros cuadrados: un área dos veces el tamaño de Texas.

Además, se trata de un material de difícil degradación, con lo que trozos de ellos, los microplásticos, se abren camino en la cadena alimenticia acuática, pudiendo llegar hasta nosotros.

Pequeños grandes gestos

Para intentar mejorar estos números e intentar dejar de colapsar al planeta, es primordial reducir la producción de plásticos, ya que estos, a su vez, incrementan las emisiones de carbono, ahondando más en la crisis climática.

Y tenemos mucho más cerca de lo que creemos soluciones que fomenten el gran cambio necesario: realizando pequeños gestos diarios podemos llevar al plástico al ‘jaque mate’.

Para empezar, la clave está en que adoptemos hábitos de consumo conscientes, olvidándonos de comprar compulsiva e impulsivamente. Elaborando una lista con las compras que realmente necesitamos, tomando preferencia por otros envases antes que escoger aquellos que vienen envueltos en plástico, cambiando las bolsas de plástico del supermercado por las reutilizables de tela o planificando los menús de la semana damos un paso de gigante para reducir la producción de residuos.

Sin olvidarnos de algo que a estas alturas no haría falta recordar: lo primordial que resulta reciclar. Hay que separar correctamente los residuos y descartarlos en los contenedores apropiados. Además, a algunos recipientes podemos darles una segunda vida, tanto usándolos más veces como transformándolos, por ejemplo, en elementos decorativos.

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