Opinión

Silveri Pérez Zarco

Perros heroicos

"Mucha ciberseguridad y mucha cámara de vigilancia y al final tienen que llamar a un perro"

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Diesel, la perra de la policía francesa especializada en la búsqueda de explosivos que participó en el asalto de Saint Denis y fue abatida por los terroristas autores de los atentados del 13 de noviembre, evitó la muerte de los policías, ganándose la simpatía y la solidaridad en los medios de comunicación y las redes sociales, en las que la etiqueta #JeSuisChien alcanzó los 14.000 twits en solo una hora, convirtiéndose en tendencia global y colocándose en el segundo lugar de Twiter en Francia, solo por detrás de #SaintDenis.

Diesel, una pastor belga de 7 años, fue enviada para entrar en primer lugar en el apartamento y calibrar el riesgo que representaban los sujetos, y con su sacrificio entró en la historia de los perros mediáticos, como el más reciente Excálibur, la mascota de la enfermera Teresa Romero, de Alcorcón, contagiada por el virus ébola, y cuya pésima gestión gubernamental de la crisis por parte de la ministra Mato y del consejero de sanidad madrileño, provocó el sacrificio del can.

Otros perros que alcanzaron reciente popularidad fueron Lukanikos y Matapaco. El primero fue un perro callejero de raza mixta, que durante las protestas populares en contra de los recortes sociales impuestos a Grecia, defendía a los manifestantes frente a la policía. El conocido como ‘perro revolucionario’ o ‘antisistema’, que empezó en 2008 a enfrentarse a la policía, adquirió popularidad cuando The Guardian publicó en 2010 una serie fotográfica sobre sus ‘hazañas’. Posteriormente, la revista Time lo consideró en 2011 como una de las 100 personalidades más reconocidas del mundo, dedicándole también reportajes la CNN, BBC o Al Jazeera. La prensa internacional lo mostraba siempre en primera fila ladrando a los policías, y sin amedrentarse frente al fuego, la violencia y el caos, e incluso jugando con los botes de humo. Lukanicos, ‘salchicha’ en griego por su afición a este producto, que falleció el año pasado por los problemas respiratorios derivados de la inhalación de gases lacrimógenos, fue considerado todo un icono revolucionario que representaba la resistencia frente a los abusos del poder. Según los activistas, era «un perro sin amo ni hogar salvo el cariño de cualquier griego que pasase a su lado», que inspiró una canción del estadounidense David Rovics llamada The Riot Dog, y del que en Youtube existen no menos de tres documentales.

Por su parte, Matapaco, activista defensor de los estudiantes chilenos, es el perro negro del que nadie sabía mucho que se convirtió en una estrella en las redes sociales y en uno de los personajes más emblemáticos de Chile del año 2013. Igual que el can griego, Matapaco participaba en las manifestaciones estudiantiles de Santiago sin mostrar ningún miedo a los gases lacrimógenos ni a los cañones de agua. El animal siempre fue muy agresivo con los carabineros en defensa de los estudiantes y, al contrario, muy dócil y cariñoso con los manifestantes, que le adornaban con los mismos pañuelos de vivos colores que ellos llevaban. Icono de los estudiantes chilenos, tiene varias páginas en Facebook y Twiter, y miles de seguidores. Una película sobre él obtuvo el premio al mejor documental del Festival de Viña del Mar.

Pero los canes que merecen un recuerdo especial por la magnitud de la tragedia en la que participaron y de los que tal vez muchos no oyeron hablar, son los ‘perros antitanque soviéticos’, Minenhunde para los alemanes. El incontenible avance nazi sobre territorio ruso, obligó al alto mando soviético a aprobar el uso de perros-mina como un recurso desesperado. Siguiendo el método del reflejo condicionado de Pávlov, los perros aprendieron a buscar el alimento, tras varios días hambrientos, bajo los tanques soviéticos de entrenamiento, portando aparejado en su lomo 10/12 kg de peso que, a la hora de la verdad, era un potente explosivo que se activaba con una espoleta o varilla de madera, que en contacto con los bajos del blindado, estallaba. El éxito de esta táctica, si bien en un primer momento causó daños y desconcierto entre los invasores germanos, resultó en ocasiones problemático. Acostumbrados al ruido de los tanques rusos y al olor a diesel que empleaban, en ocasiones los canes se confundían, pues los blindados alemanes utilizaban gasolina, y su ruido era distinto, por lo que a veces los perros retrocedían e incluso buscaban a los propios tanques soviéticos, con peligro para éstos. Según Moscú, unos 300 blindados alemanes fueron destruidos de esta forma, aunque la cifra parece excesiva y no contrastada.

En una reciente viñeta de El Roto, un can que acompaña a un policía, medita: «Mucha ciberseguridad y mucha cámara de vigilancia, pero al final tenéis que llamar a un perro».

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