Catalunya y las víctimas del terrorismo

El pasado sábado, 11 de marzo, Día Europeo en Recuerdo a las Víctimas del Terrorismo, se produjo en Cataluña un hecho sorprendente que cobra una significación especial (aquí donde se celebra el día de casi todo): ninguna institución pública, que yo sepa, se ha dignado convocar acto alguno para conmemorarlo: ni Generalitat, ni Diputacions, ni Consells Comarcals, ni Ayuntamiento de cualquier ciudad catalana, ni siquiera aquellas donde el terrorismo ha causado numerosas víctimas.

Las efemérides y los actos de homenaje tienen un sentido profundo que va más allá de lo formal, de lo protocolario.

Si, además, se trata de recordar, de rendir homenaje a las víctimas de la violencia terrorista, adquiere mayor relevancia si cabe pues, nos deberíamos sentir todos los ciudadanos interpelados dado que son además las víctimas de la democracia. Rememorar lo ocurrido no supone reabrir heridas. Muy al contrario, recordar es un acto de respeto, de justicia y de dignidad.

Honrar a las víctimas del terrorismo es honrar la democracia, es fortalecerla. Recordarlas es recordar el mal diabólico, el mal universal, que como seres humanos nos amenaza siempre: que somos capaces de males universales. Y este recordatorio es lo único que nos protege de él. De no hacer nada para combatirlo.

María López García

(Tarragona)