El adiós a Guinea

Entre los animales grandes, destaca el recuerdo de los gorilas, con \'Copito de nieve\'

19 mayo 2017 23:04 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:21
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En 1969 culminó un rápido proceso de descolonización de Guinea Ecuatorial con una traumática declaración de independencia, que obligó a los españoles allí residentes a huir precipitadamente para evitar males mayores.

Muchos eran catalanes que habían vivido, o incluso nacido, en aquel pequeño territorio del Golfo de Guinea. Se llevaron pocos enseres hacia Catalunya, pero muchos recuerdos. Antoni d’Armengol, periodista reportero de TV3 ha tenido el acierto de buscar a estos catalano-guineanos y pedirles que recuerden cómo vivían en la excolonia y cómo salieron de allí.

Otro acierto del autor ha sido agrupar estos recuerdos de forma temática en un libro Els catalans de Guinea (Ed. Albertí), con dos grandes apartados: ‘La vida en la colonia’ y ‘Hacia la independencia’.

En la primera parte los testimonios hablan de la aventura del viaje inacabable entre España y el país africano tanto en vapor como en avión, tocando varios puertos y aeropuertos. Y de las relaciones entre blancos y negros en una sociedad clasista más que racista, aunque con ejemplos muy variados, tanto de solidaridad como de castigos corporales propios de negreros.

No faltan en el libro referencias a la vida africana, incluso a la selva, con sus arañas peludas, serpientes venenosas, marabuntas de hormigas y enfermedades transmitidas por los mosquitos. Entre los animales grandes, destaca el recuerdo de los gorilas y, como el más famoso de todos, Copito de nieve, del que se cuenta su hallazgo, de los vanos intentos de venderlo cuando, de sucio que iba, no se sabía que era totalmente blanco, hasta que lo adquirió Jordi Sabater Pi para el Zoo de Barcelona.

En general los testimonios catalanes hablan con nostalgia de la vida en la excolonia, y de miedo y dolor cuando llegó la circunstancia de la repatriación tras el triunfo electoral del presidente Macías y su radicalización, con invitaciones a perseguir a los blancos. Es interesante este capítulo y el papel que tuvieron personajes como Herrero de Miñón por una parte y García Trevijano por otra en los redactados de la nueva Constitución.

Personalmente he de decir que mi interés por este libro se ha visto aumentado por el perfecto estilo literario del periodista y su trabajo de campo tan laborioso para allegar testimonios, pero también por circunstancias personales, ya que un hermano de mi bisabuelo paterno, Armengol Coll (1859-1918), padre claretiano, coetáneo de san Antoni Maria Claret, fue uno de los primeros religiosos que llegó a la colonia y primer obispo de Guinea Ecuatorial, por designación del santo Papa Pío X. Fue el fundador de la Catedral de Santa Isabel, donde está enterrado.

El otro motivo es que conocí, como compañero de estudios de Periodismo en Pamplona a un guineano alto y elegante que se licenció dos años antes que yo, Saturnino Ibongo. Fue el primer embajador de la Guinea independiente en la ONU y al poco tiempo murió apaleado en la cárcel de Bata por orden de Macías, acusado, igual que Atanasio Ndong, de propiciar un golpe de Estado, sucesos que ocupan el último capítulo del libro, también muy interesante.

En resumen, Els catalans de Guinea es un gran libro que recomiendo a quienes quieran acercarse a la realidad de lo que fue una de las últimas colonias españolas. Es literatura, pero no novela. Es puro periodismo.

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