El orden de los factores altera el producto

El 2011 en Escocia se convocó el referéndum cuando los independentistas obtuvieron el 53% de los diputados de su parlamento. Hoy en Catalunya los independentistas tienen el 55% de los diputados

07 junio 2021 16:50 | Actualizado a 07 junio 2021 17:31
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«La manifestación reunió 100.000 personas según los organizadores y 10.000 según la delegación del gobierno». Esta cita, hoy en día común en los medios, indica que el periodismo no es una ciencia. Pero también plantea otra cuestión: ¿para qué necesitamos un periodista si es incapaz de aproximarnos a la realidad y se limita a reproducir la narración interesada de los protagonistas?

Viene esto a cuenta de la pregunta que se hace Alberto Reig Tapia, «¿Una ciencia periodística nacionalista?» (DdT 1/6/2021), en el intercambio de opiniones que hemos mantenido en estas páginas a partir de su Tribuna: «El desafío secesionista catalán» (DdT, 20/5/2021). El periodismo no es ciencia, pero puede ser bueno, malo, pésimo y, por supuesto, nacionalista. Igual que los catedráticos. El problema es detectar cuándo la patria pasa por delante de la verdad.

En una cosa estoy de acuerdo con Reig Tapia: «Las naciones van haciéndose y deshaciéndose al capricho de los tumbos y vaivenes de la historia». Lo que abre las puertas al diálogo, aunque le pone condiciones: «Naturalmente que Cataluña SI puede optar legítimamente a la independencia, pero cuando alcance una mayoría social y política suficientemente cualificada como para que el Estado no tenga más opción que atender, negociar y consensuar los términos de la secesión». Y añade: «Sólo entonces cabría empezar a hablar de referéndum».

Concretemos. En 2011 en Escocia se convocó el referéndum cuando los independentistas obtuvieron el 53% de los diputados de su parlamento. Hoy en Catalunya los independentistas tienen el 55% de los diputados. Ciertamente lo que en un tiempo y lugar es suficiente en otro momento y espacio puede no serlo. Por ello hay que invertir el orden: primero negociar las condiciones de un referéndum y cuando se cumplan hacerlo efectivo. Recordemos que desde hace años más del 70% de la población de Catalunya es favorable al referéndum (en el último CEO 75,2%), y que en el actual Parlament lo son el 60% de los diputados. La última palabra no la tendremos ni Reig Tapia ni yo, sino los ciudadanos de Catalunya. Votar es una forma civilizada de tomar una decisión cuando hay alternativas divergentes.

Agradezco el interés de Reig Tapia por clarificar las ideas que quería comunicar. Pero hoy aún entiendo menos la frase de su Tribuna: «No es que una exigua mayoría del 52% de los votos emitidos como presumen los independentistas de haber obtenido no puede legitimar la ruptura unilateral ni consensuada con España, es que además es falsa». Debo seguir flojillo en hermenéutica. Espero y deseo que los lectores del Diari estén por encima de mi nivel.

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