El virus que lo cura todo. La gripe más retransmitida de la historia de la humanidad

La culpa, del coronavirus. Todo empezó porque a Estados Unidos le interesaba demonizar a China y ahora es la excusa que justifica que se relajen los objetivos de déficit de la UE o que Trump rebaje impuestos

12 marzo 2020 11:40 | Actualizado a 12 marzo 2020 11:50
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La peste, en Camus da a los hombres la oportunidad de desafiar a la muerte con sus convicciones éticas; en el Decamerón de Bocaccio, permite a las mujeres desafiar el orden patriarcal aprovechando el vacío que genera la epidemia que asola Florencia.

Pero no habría ni Decamerón ni Camus si cada diez minutos un pitido en el móvil les avisara de que en Algete ya son 17 los afectados por el coronavirus. Y ni Camus ni Bocaccio hubieran podido escribir sobre él; porque ni lo hubieran notado, ya que apenas es algo más que la gripe de todos los años…¿La recuerdan?

También tenía una tasa de mortalidad similar -que sobre todo afectaba a las personas mayores- y también saturaba casi cada año los pasillos de urgencias.

Johnson aprovecha para lanzar un gigantesco plan de inversión: no por el Brexit suicida sino por el virus

¿Por qué entonces esta gripe no nos deja a los periodistas ni a nadie hablar de otra cosa? ¿Por qué es la serpiente de invierno que amenaza con cambiar los destinos del universo?

Por supuesto que hay más de una respuesta y que ustedes tendrán unas cuantas y más inteligentes que las mías; pero, la primera causa de su descomunal impacto en nuestras vidas son esos móviles que hoy impedirían a las narradoras del Decamerón contar sus cuentos.

Los móviles han convertido a una gripe en la primera peste hiperconectada a nuestros cerebros que no deja pensar en nada más: ¿Pero quién se beneficia de que sea así?

Todo empezó, porque a Estados Unidos le interesaba demonizar a China y frenar su desafío tecnológico. De ahí que sus altavoces airearan el coronavirus como una exótica y vergonzante epidemia. A la propia China le interesaba convertirla, en cambio, en la demostración -¿recuerdan el hospital construido en diez días?- de que ya eran una superpotencia también sanitaria.

Y al resto del planeta nos producía pánico, esa emoción que sólo es menos mala que el aburrimiento, contemplar su progreso en un mundo que ya no tolera la enfermedad ni el sufrimiento como la cara ineludible de la salud y el bienestar.

El presidente de EEUU ha anunciado varias medidas porque va a ganar las elecciones pese al virus o gracias al virus

Después, los políticos de Oriente y Occidente han ido descubriendo que este virus sirve para taparlo todo: ¿Que no puedes aprobar los presupuestos, como el gobierno de coalición español? Pues es culpa del virus; ¿que Italia no podía volver a crecer y necesitaba disparar su ya abultada deuda? Pues con el virus ha logrado que Alemania ceda y se relajen los objetivos de déficit de la Unión Europea (cosa que también a nosotros nos irá de perlas).

¿Que hay una enorme burbuja de deuda corporativa en Estados Unidos? Pues ahí está el virus para justificar que la Reserva Federal (Fed) baje los tipos de interés de forma insólita hasta ahora. Y, además, ya han empezado las rebajas de impuestos: el presidente de EEUU, Donald Trump ha anunciado varias, porque va a ganar las elecciones pese al virus o gracias al virus: ya pagarán sus nietos la nueva deuda.

Ayudas, subvenciones...

El mundo entero se prepara para concertar ayudas, subvenciones, relajaciones de las reglas de gasto…Y Boris Johnson también aprovecha para lanzar un gigantesco plan de inversión: no es por el Brexit suicida, amigos, es el virus.

Todos cancelamos conferencias aburridas; congresos a los que siempre daba pereza ir; y clases, como en Madrid, que los peores alumnos y profesores, en el fondo, desdeñan.

Mientras, las autoridades sacan pecho ante los micrófonos y repiten los mantras al uso (sí, nuestra sanidad es de las mejores del mundo y nuestros profesionales, también; pero trabajarían mejor con menos políticos y periodistas alrededor).

Esta es la gripe más retransmitida de la historia de la Humanidad, pese a ser de las menos mortíferas. Ruego por sus víctimas, aunque sólo fuera una; y las lamento, pero hay que reconocer que este virus lo cura casi todo.

* Periodista. Lluís Amiguet es autor y cocreador de ‘La Contra’ de ‘La Vanguardia’ desde que se creó en enero de 1998. Comenzó a ejercer como periodista en el Diari y en Ser Tarragona. 

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