Hace unos días Lluís Foix escribió un magnífico artículo del que no puedo pasar página sin hacerme eco. Criticaba la postura de los populistas que van contra la llegada de inmigrantes.
Es cierto que en lo que va de siglo España ha pasado de algo más de un millón de extranjeros residentes a siete millones, pero esto no ha sido un problema, sino una gran ayuda para «rejuvenecer una sociedad envejecida, aumentar la producción y humanizar el trato con las personas ancianas».
No se puede decir mejor. Toda Europa se ha beneficiado de la aportación demográfica, laboral y cultural. Quienes, extrapolando sucesos concretos, relacionan este fenómeno con una mayor criminalidad se equivocan. Lo que nos aportan los inmigrantes con su venida es mayor humanidad.