Joan XXIII: lágrimas en el cielo

No sé qué tiene Tarragona que siempre llega tarde a todo. Que se llame 'Tardagona'

19 mayo 2017 19:16 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:22
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Nos debemos remontar hasta el 20 de marzo de 1991. Un hecho luctuoso abatió a muchas personas, pero sobre todo a una familia y en especial a un padre. Conor Clapton caía desde una altura de 53 pisos en el envidiado barrio de Manhattan de la envidiada New York. Contaba solamente cuatro años, para ser más exactos cuatro años y seis meses, en total 54 meses de vida. Podría ser una fatalidad más, pero siempre hay una explicación para que una noticia sea remarcable. En el presente caso tener un padre famoso. Pocos meses después, Eric Clapton junto a Will Jennings componían una magnífica balada que dio la vuelta al mundo y que todavía se oye pasados tantos años.

El tiempo puede romper tu corazón (Time can break your heart), debo seguir adelante porque sé que mi lugar no está aquí en el cielo (I must be strong, and carry on cause I know I don’t belong here in heaven). Palabras que se reflejan en la letra de una canción cantada con el corazón y con la voz rasgada por el dolor.

Es muy duro, personalmente creo que de lo más duro que puede haber en esta vida, el enterrar a un hijo. No estamos preparados para enterrar a los descendientes, si a los que nos preceden. Sin embargo, la vida es curiosa y nos pone en situaciones diferentes.

El domingo 1 de mayo aparecía en este medio de comunicación una tribuna curiosa por el contenido y peculiar por su mensaje. Con posterioridad se produjo una rueda de prensa y notas de diversos medios de comunicación. El alcalde de la ciudad de Tarragona, firmante de la tribuna, reclama un nuevo hospital Joan XXIII. Nada nuevo que no hubiera solicitado él mismo en 2010 y así consta en Diari en una noticia referente a los debates en la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Tarragona que entonces teníamos «Ballesteros apuesta por crear una Ciutat Sanitària de Tarragona». Como todo en este país, ciclos.

Permanezcamos en 2010. El 30 de marzo salía publicado en este mismo medio un artículo sobre sanidad firmado por Raúl Cosano «Los sindicatos y parte del colectivo médico piden un nuevo Joan XXIII» y ese mismo día salía una tribuna firmada por mi «Un nuevo Joan XXIII» y cuyo resalte decía «¿No sería más sensato hacer de una vez por todas, con las cantidades de dinero que se están barajando, un nuevo Juan XXIII?

Para seguir insistiendo y viendo la necesidad de los que nos trae a colación, volvía a la carga y me repetía como el ajo, más tribunas en el Diari. El 27 de abril: «Con conocimiento de causa…» por lo que debemos adecuar nuestro hospital a las demandas presentes y de futuro. El 7 de mayo: «2017, año clave para Tarragona» se aprecia que hay un buen equipo, que hay visión de futuro y que enlaza con la ilusión de ciudad, ello referente a crear un gran hospital en relación al evento que nos viene encima. El 6 de septiembre: «Quousque tándem abutere patientia nostra» ¡Hasta cuándo abusaréis de nuestra paciencia!, ante lo que pasa con la sanidad pública en nuestra ciudad. El 14 de septiembre: «Adiós, sanidad pública, adiós». El 1 de octubre: «Me duele» me duele que el Joan XXIII de Tarragona se vaya a transformar en un hospital comarcal. El 20 de octubre: «Sueño sueños, sueños sueño» mi sueño era que la ciudad tuviera un gran centro de atención sanitaria hospitalaria. El 27 de diciembre: «Seny per a l’any nou» Tarragona necesita un nuevo hospital de ciudad y para los ciudadanos. Hagámoslo. Han pasado seis años, se ha seguido batallando por un nuevo Joan XXIII, por una Sanidad Pública por diversas agrupaciones locales. Asambleas, cortes de tráfico, manifestaciones, más escritos, reivindicaciones mil y seguimos…peor. La reflexión que se debe hacer ante el escrito del máximo responsable de la ciudad, ¿qué se está cociendo en Sanidad para Tarragona?

La visión del asunto se puede hacer básicamente por tres vertientes, como usuario, como trabajador y como político. Deduzco que el alcalde la debe hacer como político y me parece que no viene nada halagüeño. Con los 40/50 millones de euros que se solicitan no se puede hacer un nuevo hospital, un hospital materno-infantil y un edificio de docencia e investigación. Es la cantidad que costaron los cimientos del hospital san Joan de Reus.

¡Debemos llorar! Yo ya lloré hace muchos años en el cielo; seguí llorando no hace tanto después de tantos escritos y con un resultado estéril; ahora lloraré en plural, en conjunto con la mayoría de personas de esta ciudad. Pero, como escribía mi amigo tribuno Dánel Arzamendi, serán lágrimas en la lluvia. Por lo visto, es la política la que decide. De nada sirve lo que digan los usuarios o los trabajadores, menos los escritos que han ido apareciendo a lo largo de muchos años de alerta por la Sanidad Pública, por el Juan XXIII o bien los comentarios que han aparecido en reacción a la tribuna del Sr. Alcalde a razón de las políticas sanitarias que nos vienen. ¡Llegamos tarde! No sé que tiene Tarragona que siempre llega tarde a todo. Mejor sería que a partir de ahora la empezáramos a llamar Tardagona, sólo es cuestión de una letra, de una d.

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