La desmesura

Javier Solana, a la vuelta de su brillantísima carrera internacional, mantiene intacta toda su clarividencia, y acaba de escribir unas líneas sobre el bloqueo del canal de Suez por un desmesurado navío, el Ever Given, fletado en Taiwán con bandera panameña y tripulación india, uno de los más grandes portacontenedores del mundo, con más de 400 metros de eslora –cuatro estadios de fútbol– y capacidad para trasladar 20.000 contenedores. Solana ha descrito el porqué de esta monstruosidad gigantesca: estos navíos responden a un sistema de fabricación basado en la cadena global de producción ‘just in time’ (justo a tiempo), que ahorra costes de almacenamiento e incrementa el riesgo.

La fabricación de una manufactura –un automóvil, pongamos por caso– requiere la llegada simultánea a la línea de todas las piezas, procedentes de diversos fabricantes distribuidos por todo el orbe. Si se interrumpe uno de los abastecimientos, la cadena se paraliza y llega el desastre ya que las piezas se amontonan, y resulta sumamente complejo recuperar el ritmo anterior. Solana se lamenta de que las dimensiones de las cosas hayan alcanzado tal desmesura que sean inabarcables. Desmesurado fue Trump, que nos ha abierto los ojos sobre los riesgos de una globalización desorientada; desmesurada está siendo la gran pandemia, que en teoría nos ha enseñado a defendernos de los virus a costa de decenas de miles de muertos; desaforado ha sido el accidente de Suez, que a buen seguro servirá para que la navegación mundial tome nuevas precauciones. Pero, como bien dice el escéptico Solana, a estas alturas ya no sabemos si a nuestro mundo le queda mucha capacidad de aprendizaje.