El debate sobre la viabilidad del sistema de pensiones ha impactado de lleno en el top ten de preocupaciones de los ciudadanos. Para calentar los ánimos llegan declaraciones como las que hizo ayer en los Desayunos de TVE la ex vicepresidenta del Congreso de los Diputados, la popular Celia Villalobos, en el sentido de que hay muchas personas que llevan «más tiempo cobrando la pensión del que han estado trabajando».La ex alcaldesa de Málaga ha añadido que “tenemos obligación de decir a los que ahora tienen 45 años que ‘cuidado, preocuparos por el ahorro». También ayer el Grupo Popular propuso a la Comisión del Pacto de Toledo ampliar el periodo de cálculo de la pensión a toda la vida laboral de forma voluntaria. Esta medida beneficiaría a aquellos trabajadores que cotizaron más al principio o a la mitad de su vida laboral pero no al final de la misma, ya que, a efectos del cálculo de la pensión, se computaría toda la carrera laboral y no sólo los últimos años, lo que mejoraría la cuantía de la prestación. La ministra Fátima Báñez ha señalado que algunos trabajadores tienen cotizaciones muy altas al principio y o la mitad de su vida laboral, pero no al final a causa de expedientes de regulación de empleo o por haberse puesto a trabajar por cuenta propia. Antes de la crisis, lo habitual en la vida laboral de una persona era que con los años fuera progresando en su nivel salarial y de cotización a la Seguridad Social. Esta tendencia mayoritaria hace unos años, se ha invertido en estos momentos, con lo que beneficia más al trabajador cotizar por los años primeros de vida laboral que por los últimos. Grotesca perspectiva de nuestra evolución económica. «Algunas personas ven con incertidumbre su pensión futura y nosotros queremos que la pensión sea la mejor posible», ha dicho la titular de Empleo. Es el deseo de todos los ciudadanos, pero lo cierto es que los datos económicos y demográficos auguran un panorama más que incierto sobre el futuro de las pensiones. Y evidentemente es un problema que no admite dilación.