En público Pedro Sánchez y Pere Aragonés solo se dieron un toque de puños, pero La Vanguardia informa que se saludaron también en otro momento gracias a una puerta secreta, con apariencia de armario, que une dos habitaciones.
Conozco el viejo edificio de Foment, de la Vía Layetana, porque colaboré en la revista que editaba y por tener allí amigos como Manolo Milián. No sabía, sin embargo, de esta puerta escondida que me parece es metáfora de lo que sucede estos días.
ERC y PSOE tratan de mejorar relaciones, con los indultos y la cada vez más reconocida renuncia a la unilateralidad, pero deben hacerlo con discreción, casi a escondidas, porque aquí y allá al que se modera le llaman traidor. Debemos tener el récord en traidores por metro cuadrado.