Los ingenieros de 'El Chapo'

¿Hasta dónde llega el poder del dinero? Con él nada hay que falle

19 mayo 2017 22:18 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:40
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No es la primera vez que lo hace, pero como en las anteriores le salió bien, don Joaquín Guzmán, más conocido por El Chapo, ha decidido repetir su fuga. Es uno de los mayores narcotraficantes del planeta y por lo tanto uno de sus pobladores más ricos y además tiene un gran sentido del confort. Para escaparse del legendario penal de máxima seguridad de El Altiplano ordenó a sus ingenieros excavar un túnel de kilómetro y medio, iluminado, ventilado y perfumado. El llamado Chapo es un experto en pasadizos, pero prefiere que su trabajo lo hagan otros porque no le gusta agacharse. Sus bien pagados sicarios removieron 3.250 toneladas de tierra que fue cayendo tan suave que nadie la sintió caer. El trayecto del huido fue desde las duchas a un chalecito que previamente había adquirido. ¿Será por dinero? Es uno de los hombres más ricos de este mundo que se mata y se muere por la riqueza, pero pronto será el protagonista de varias películas. No es fácil destronar al mítico Al Capone, ni ser el delincuente más buscado en Estados Unidos, que es el gran productor, pero lo verdaderamente admirable es haber ridiculizado a su hermoso país mejicano. El presidente, Enrique Peña Nieto, asegura que está consternado y se dispone a reforzar la seguridad de todas las prisiones.

¿Hasta dónde llega el poder del dinero? Con él nada hay que falle, pero si se quiere asegurar el triunfo hay que repartirlo con los guardianes. Fue la técnica empleada por don Juan March, que también se duchaba mucho. Todas las religiones y algunas sectas políticas son hidrófilas. Identifican la higiene con la pureza interior, desde el bautismo hasta las inmersiones en el Ganges. Por lo general, los creyentes han hecho siempre rogativas por la lluvia, creyendo que las oraciones influyen de modo decisivo en la meteorología. En algunos casos, al advertir que mientras más imploraban los penitentes, más apretaba el sol, algunos decepcionados devotos optaron por tirar las imágenes al río, que por cierto llevaba muy poca agua.

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