No hay que bajar la guardia con la seguridad

Tarragona no es una provincia insegura. Los datos así lo demuestran: la delincuencia ha caído. Pero es cierto que se trata de un tema con el que no se puede jugar: las administraciones no deben bajar la guardia. La percepción de inseguridad ciudadana existe en determinadas zonas, ya sea porque aumentos puntuales de delitos o por falta de iluminación por la noche -como ha sucedido, por ejemplo, en la Part Alta de Tarragona o en algunos barrios de Reus-. La falta de vigilancia es otra de los motivos achacables a este sentimiento de falta de seguridad. La Part Baixa de Tarragona logró, después de mucho reclamar, que el Ayuntamiento instalase una veintena de cámaras de videovigilancia en sus calles para frenar los actos delictivos. El sistema ha funcionado, pero el barrio no se ha sacudido del todo el temor. El consistorio ha anunciado ahora que ampliará la vigilancia con otras seis cámaras. Un método que, sin duda, servirá para que los vecinos se sientan más seguros en su casa. No estaría mal extender esta medida a otros lugares de la ciudad, como el centro, donde se han producido robos en la calle incluso a plena luz del día. Por no hablar de la problemática existente en barrios de las afueras. 
En el Baix Camp, los pueblos pequeños del interior de la comarca se quejan de la falta de presencia de Mossos d’Esquadra. Se sienten indefensos ante los robos que se han registrado en los últimos días en chalets y masías, ubicados mayoritariamente en zonas aisladas de poco paso. En su caso, no disponen de una policía local propia ya que no pueden asumir su elevado coste, por lo que propone una alternativa a tener en cuenta: mancomunar entre varios municipios un servicio de policía. Es una idea interesante que, de llevarse a cabo, puede servir de ejemplo. Ya existen mancomunidades de otros servicios, como el del agua, que funcionan a la perfección. 
Porque no basta con que las cifras digan que hay menos delitos; además de ser un lugar seguro, debe parecerlo.