Perú: las oligarquías no están acostumbradas a perder

Los países latinoamericanos tienen una larga historia de procesos electorales frustrados o «corregidos» luego por un alzamiento militar

13 junio 2021 06:20 | Actualizado a 13 junio 2021 07:21
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La encrucijada electoral que afrontaron los peruanos el pasado domingo, se ha resuelto por un estrecho margen de votos en favor de un casi desconocido profesor rural, Pedro Castillo, líder sindical del magisterio peruano. Su rival, la hija del exdictador Alberto Fujimori, pensaba que en la segunda vuelta le sería suficiente el aporte de los votantes que se habían inclinado por partidos derechistas en la primera. Además, durante la campaña tuvo el soporte masivo de los grandes medios de comunicación, que a su vez, criticaron y cuestionaron a su rival. Ella contaba con ganar en Lima, la capital, que suma más de un tercio de la población. Y ganó, pero no con la ventaja que esperaba. En cambio en las zonas rurales, por lo general empobrecidas y con amplia mayoría campesina, Castillo obtuvo amplias victorias.

Meses antes de las elecciones, un partido pequeño, Perú Libre, le había propuesto encabezar la lista con su candidatura presidencial. Castillo, con el apoyo de los maestros, decidió aceptar. Elaboraron un programa que apunta a cambios sustanciales en lo económico y en lo social. Incluye movilizar en los primeros cien días todos los recursos económico-sanitarios públicos y privados para detener la pandemia. El “Plan del Bi-centenario” contempla que se garanticen expresamente los derechos a la salud y la educación, a la alimentación, a la vivienda, al acceso a Internet, el reconocimiento de los pueblos originarios, la diversidad cultural, y los derechos de la Naturaleza. Para ello, plantea la convocatoria de un referéndum para un cambio de «la Constitución de la dictadura» ( la del 92 de Fujimori padre). Pone como prioridades la reactivación de la economía, el «inicio del proceso de la segunda reforma agraria (la primera fue durante el gobierno de Velasco Alvarado en 1968), el retorno a la educación presencial, la masificación del gas como política de Estado y una reforma tributaria para «aumentar sustancialmente la inversión en educación y salud».

Los países latinoamericanos tienen una larga historia de procesos electorales frustrados o «corregidos» luego por un alzamiento militar. Por más de un siglo, los sectores que se resisten al dictamen de la voluntad popular expresada con sus votos, suelen ser los mismos: oligarquías económicas y políticas que creen que el poder les corresponde por herencia. Este era y quizás todavía lo es, el riesgo de que el triunfo en las urnas de Pedro Castillo sea cuestionado. Pero los observadores internacionales, declararon no haber detectado ninguna irregularidad. Reconocieron «la limpieza del proceso electoral y por lo tanto de sus resultados». Pero Keiko Fujimori intentó que se prolongara el plazo legal para entregar impugnaciones que venció el miércoles pasado. Contrató decenas de abogados de los bufetes más importantes del Perú, para cuestionar los resultados donde ganó Castillo. Pero esa prolongación fue rechazada por el Consejo Electoral por tres votos contra uno por ser ilegal. El único voto en contra fue del fiscal Luis Arce Córdova. Es un abogado vinculado a la llamada «Mafia de los cuellos blancos» del Poder Judicial vinculada con irregularidades. Este será el tercer fracaso electoral de la hija del ex dictador. Autócrata y con los mismos vínculos de su padre con la oligarquía peruana, deberá afrontar el próximo 21 de junio una cita judicial que le podría enviar nuevamente a prisión, a la espera del proceso en el que la fiscalía pide para ella treinta años de prisión por lavado de dinero y otros delitos.

José María Arguedas escribió sobre las dos culturas peruanas: la andina de origen quechua y aymara, y la occidental, traída por los españoles. Su libro Todas las sangres expone los dilemas, angustias y esperanzas de ese conflicto que bien supo comprender y expresar. Estos conceptos también sirven para entender este resultado electoral.

Un amigo peruano que todavía no leyó esta crónica, me escribe y me dice: «La diferencia entre una votación y otra no reside en los votos rurales ni el extranjero. No. Tal vez la distancia sea más cotidiana: vive en la empleada doméstica que no sabes ni dónde vive, el barrendero que nunca saludas, el mozo que ignoras, la gente que no importa mucho. Son pocos, pero son.

Multiplicados por toda la gente que vive como si no existiera, son muchos más: tratados como turba y listos para que les coloques tu etiqueta de superioridad moral, terminan siendo montón y multitud. Y un día, tan parecido a todos tus días, se cansan de ti. El nuevo presidente deberá asumir el 28 de julio, precisamente el Bicentenario que celebra la independencia de la corona española. «Perú -dijo Castillo- merece conmemorar esta fecha con un gobierno que realice los cambios tantas veces postergados, con un gobierno del pueblo y para el pueblo» Y añadió: «Nos comprometemos a poner la primera piedra de una patria soberana con seguridad jurídica donde todas y todos los peruanos podremos vivir en paz, con libertad y justicia social».

Periodista, fundador del Centro Latinoamericano de Reus y coordinador de la Agencia SERPAL.

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