Totes les cartes del dia

19 mayo 2017 22:02 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:27
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Gràcies a la Residència assistida de Salou

Avui fa 7 anys, sí, avui fa 7 anys que vaig començar a viure a la Residència assistida de Salou. Sentia una angoixa que no puc explicar, en un principi era per pocs dies i encara no he marxat... Els dies s’han tornat anys, i puc dir que són els més curts de la meva vida. Sóc feliç, em trobo com a casa. Tothom voldria poder manifestar el que sento i agrair de tot cor el que he rebut.

Gràcies a la direcció, Carme tu al davant, administració, personal d’infermeria, metges, auxiliars. Totes les persones que han tingut paciència per canviar les hores mortes per moments de joia i esbarjo. Gràcies a tots, que Déu us ho pagui. Jo, per molt que fes, no podria. Gràcies.

M. Dolors Boquet Vila

(Salou)

 

Malditos ladridos

De los incívicos vecinos. Ellos, los perros, elementales mascotas, han copado afectos y anulado por mor de la cosa, da la impresión, todos sus lamentables efectos secundarios sobre los ciudadanos no perrunos que hemos buscado nuestra humilde, parca felicidad y compañía dentro del ámbito alfabético y, por tanto, soñamos con la liberadora lectura vacacional, de forma que cuando ahora en agosto llegamos a San Salvador, nada puede haber más odioso que los vecinos ladradores-ladrones de nuestro merecido descanso.

Lo sabíamos de antemano… el infierno puede no ser el fuego eterno, sino un vecino ajeno a las claves sociales de convivencia más elementales. Algo que no supimos indagar al elegir casa. Así es que ahora lo estamos pagando, intentando descansar mientras los inmisericordes ladridos pueden envolvernos a todas horas y desde cualquier balcón o patio vecino.

Dícese que Goebbels amaba a sus perros, pero no a sus hijas. Algo que no puedo dejar de recordar cada día mientras padezco rodeado de unos cuántos personajes de un perfil humano tan bajo, quizás, como el suyo, salvando todas las diferencias que queramos.

Al final, uno acaba por odiar al pobre chucho, aunque la reflexión última pase por acabar perdonándole su mala educación. Cosa imputable, sin duda, a su dueño, un bípedo mal evolucionado, demediado en sensibilidad y respeto ajenos; sin las claves elementales de convivencia.

Maldita la contaminación acústica perruna de mi zona, junto a la Riera, en San Salvador. Una asignatura política más aún pendiente, mientras nuestro Ayuntamiento de El Vendrell sigue sin saber ni querer resolver un verano más (ahora ya con un nuevo Código penal en la mano) la explosiva situación del lamentable, cutre y bochornoso ‘top manta ‘del paseo marítimo.

Luis Manuel Aranda González

(Nueno. Huesca)

Sin corbata en verano

En la oficina bancaria, a la que suelo acudir, me encuentro con un joven al que conozco desde hace años. Como siempre me saluda muy amablemente, y con estos calores que hace, casi siempre es el primer tema de conver- sación. Parece que he dado con el dedo en la llaga y me responde que ha tenido que visitar a un cliente con traje y corbata y la sensación de que ha pasado por el desierto, todavía le envuelve.

No es lo mismo permanecer dentro del banco que ir andando por la calle. Convendría actualizar la vestimenta, para mejor rendimiento del personal, ya que si acusa un fuerte calor, no puede llegar con buena cara ante la presencia de su cliente. En el departamento de Recursos Humanos se debería contar con esta circunstancia. La moda para hombre contempla conjuntos veraniegos que son del todo aceptables y mucho más prácticos, para jóvenes o no tan jóvenes, que trabajan en banca o cualquier otra oficina que deban dar buena imagen. Aquí las mujeres tienen una gran ventaja. A ver si ellos también logran tener la oportunidad de ir frescos. No nos gusta ver sufrir a nadie.

M.ª Elisa Aragonés

(Tarragona)

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