Varapalo europeo al ‘AVE para todos’

El Tribunal de Cuentas de la UE en un informe publicado ayer martes sobre la red ferroviaria de alta velocidad europea da un considerable varapalo al despliegue del AVE español. Las cifras que aporta el informe obligan a reflexionar si no se podía haber utilizado el dinero público de forma más eficiente. El informe critica que «la decisión de construir líneas de alta velocidad se basa habitualmente en consideraciones políticas». Ahí radica el origen del problema. La auditoría denuncia la falta de pasajeros en algunas de las líneas, sobrecostes en las obras, y hasta que los trenes circulan en algunos casos a una velocidad muy inferior a la prevista. La auditoria obedece a que España recibió el 47% de los fondos de la UE destinados a la alta velocidad. El documento carga contra la «ineficiencia» de las construcciones de las líneas estatales, siendo España el país donde más se ha invertido por habitante, 1.159 euros. Es el doble de Francia (603 euros por contribuyente), que es uno de los países donde la alta velocidad se utiliza más, con 19,2 millones de pasajeros por kilómetro. Además, subraya la falta de pasajeros en diversas rutas (en España la ratio es cuatro veces inferior que en Francia: 5 millones de pasajeros por kilómetro); la voluntad política que ha definido la red; los sobrecostes; y la falta de cumplimiento de los plazos. A nivel general, los auditores europeos han detectado que los análisis coste-beneficio «no se usaron adecuadamente». Además, dos líneas españolas de alta velocidad (el Eje Atlántico y Madrid-León) registraron un número de pasajeros bastante inferior al umbral de nueve millones (o seis en su primer año de funcionamiento) que establece la UE para que sean viables. Si se tiene en cuenta el nivel de pasajeros potenciales en cada área, el informe denuncia que las inversiones tampoco serán viables en las líneas Figueras-Perpignan y en la Y vasca. Mientras se ha derrochado el dinero a espuertas en una alta velocidad poco eficiente seguimos teniendo un servicio de cercanías lamentable e impropio del siglo XXI. Una pena.