Veinte flexiones

Yo tuve un profesor en el colegio que castigaba a quien no se sabía la lección obligándole a hacer veinte flexiones ante toda la clase. Siempre me pareció un castigo curioso y de dudosa eficacia, pues los alumnos menos estudiosos seguían siéndolo, aunque, eso sí, al menos sus músculos se fortalecían. Aquello ocurrió hace muchos años. Por eso me ha llamado la atención que aún hoy haya quien aplique esta medida para reprender a alguien.

Así que si estos días se topan con un vídeo en internet en el que una persona realiza flexiones junto a un policía uniformado que lo mira con cara de pocos amigos, no crean que es una imagen del pasado; es la multa que han ideado las autoridades de Bali contra los escépticos que han decidido caminar por esa isla paradisíaca sin la mascarilla puesta y que carecen de dinero para pagar la correspondiente multa. Se trata de una muestra más de la imaginación de que han hecho gala algunos países para castigar a los insolidarios, y que pasan por medidas como hacerles cavar tumbas –en Indonesia–, encerrarles en ambulancias con presuntos enfermos de Covid-19 o recibir palos mientras hacen sentadillas –en India–, obligarles a realizar trabajos forzados como barrer las calles o recoger la basura con un cartel en la espalda en el que se lee «Por no llevar tapabocas hago servicio comunitario» –Venezuela–… No sé cuán eficaces resultan estas medidas, pero por internet ya circulan algunas ideas más. Entre ellas, triunfa cada vez con más fuerza la opción del chancletazo o la zapatilla voladora de las madres. Todo sea por hacer que hasta los más irresponsables e insolidarios cumplan las normas para acabar con esta pesadilla.