Vocación de servicio

Son noticia los aviones que caen, no los que vuelan, y por lo mismo los políticos corruptos lo son más que la gran mayoría que sirven honradamente a la sociedad. Me encontré con uno que me sirve de ejemplo, Antonio López, del PSC, hoy alcalde de El Catllar, que aspira a serlo de nuevo. Un pueblo con 4.200 habitantes, 25 urbanizaciones, y lo que todo pueblo quisiera: una iglesia, una ermita, un río y un castillo.

Con Antonio López he coincidido en las juntas de las fundaciones Onada y Bonanit. Hijo de un pescador del Serrallo de origen almeriense, a los once años ya se hizo voluntario de la Cruz Roja. Ha trabajado en Protección Civil, en socorro de catástrofes, en ayuda a la Esclerosis Múltiple, en la operación Iglú en las noches heladas y en otras varias iniciativas solidarias.

Ahora solo vive para la alcaldía. Es una de estas vocaciones que a un ciudadano le reconcilian con la política.