Carpe diem

13 abril 2022 05:30 | Actualizado a 13 abril 2022 05:38
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No hay tregua. Una pandemia mundial, la erupción de un volcán, inundaciones y riadas cada vez más frecuentes que arrasan todo cuanto encuentran a su paso… y, cuando aún no hemos salido del largo y negro túnel de la Covid, nos adentramos en el horror de una guerra cruel y estúpida, como lo son todas las guerras, por cierto. ¿Cómo hemos llegado a esta locura? Supongo que hay tantas respuestas que nos costará encontrar una convincente, en parte porque nos estamos acostumbrando a convivir con la rutina del horror de tal forma que nuestro cerebro está embotado, sin capacidad de asimilar tanta tragedia. Y es que ya no se puede ir al bar sin que el camarero te hable de la guerra de Ucrania, de Putin o del coronavirus… Eso sí, luego ves que el fútbol sigue su curso, que el Madrid y el Barça –y de vez en cuando mi Real Sociedad– siguen ganando, que la audiencia de los reality shows no baja, que la discusión es por ver quién va a Eurovisión, y comprendes que sí, que la gente necesita vivir, y que para ello a veces es necesario huir de tanta mala noticia y volver la mirada a la primavera, al sol, a ese paisaje tan espectacular que cada día nos regala Tarragona. Sí, a veces hay que entregarse al carpe diem. Háganlo estos días de asueto por la Semana Santa. Déjense llevar por la vida y aunque sea por unos días huyan de tanto fatalismo. Por la salud. Porque nos lo merecemos. Y, por otra parte, porque no sabemos con qué nos encontraremos a la vuelta. Carpe diem, pues.

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