Del general Batet al ‘major’ Trapero

Ambos fueron siempre fieles a sus obligaciones legales. Ninguno de los dos violentó su juramento o promesa como funcionarios
 

02 febrero 2022 11:10 | Actualizado a 02 febrero 2022 12:50
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Domènech Batet i Mestres, el general Batet, fue un personaje interesante y para reivindicar como ejemplo de fidelidad a unos principios y a unos juramentos a la legislación vigente en cada momento. Hijo predilecto ¡de la ciudad de Tarragona, su lugar de nacimiento. Su principal biógrafo el historiador y monje de Montserrat Hilari Raguer lo describe como un hombre recto, católico y conservador, pero también jurídicamente leal al nuevo régimen republicano. Con una intachable hoja de servicios militar partió voluntario a la guerra de Cuba. En 1931 fue nombrado Capitán General de Catalunya. Y allí se encontró con la proclamación de l’Estat Català por parte del president Companys el 6 de octubre de 1934 que le conminó a ponerse a las órdenes de la Generalitat de Catalunya, cosa que no aceptó. El Gobierno republicano le ordenó que declarara el estado de guerra que hizo publicando el bando correspondiente. Y controló la situación con un mínimo de destrucción y violencia.

El historiador británico Hugh Thomas, al que tuve el honor de conocer cuando fue pregonero de las fiestas de Santa Tecla del 1989, dice refiriéndose al General Batet: «actuando con deliberada lentitud para salvar vidas...». Su actuación le valió los ataques y críticas de ambos bandos. Por parte de los que proclamaron l’Estat Català por razones obvias, y por la otra parte, resaltar por ejemplo la opinión de José Antonio Primo de Rivera manifestando que aquel bando era «indigno de un general español». El Gobierno republicano le otorgó la Laureada de San Fernando.

Pero el general Batet no tenía el don de la oportunidad y en junio de 1936 fue nombrado General en Jefe de la VI División Orgánica de Burgos. Y en julio ante la sublevación se vuelve a mantener fiel a la legislación vigente y a la Constitución republicana, a pesar de las fuertes presiones recibidas para incorporarse a dicha sublevación por parte del propio General Mola. Fue fusilado el 18 de febrero de 1937. Está enterrado en Tarragona.

La época no es la misma, las circunstancias tampoco y los personajes no tienen nada que ver uno con el otro. Pero es conveniente hablar también del ‘major’ Trapero.

Josep Lluís Trapero es licenciado en derecho. Completó su carrera con un postgrado en Seguridad Pública y con cursos en Criminalidad Informática, blanqueo de capitales y financiación del terrorismo. Incluyendo una estancia de un curso en 2012 en la Academia del FBI. Ha sido profesor universitario en la Universidad de Barcelona y también en la Autónoma de Barcelona. Ha recorrido todo el escalafón de Mossos hasta llegar a ‘major’. Se puede decir por tanto que tiene también una brillante hoja de servicios profesionales y personales y que nadie le ha regalado nada.

Sus actuaciones más conocidas fueron su buena gestión de los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils en 2017. Y su discutida actuación, por parte del Gobierno central y de una parte de la ciudadanía, en el referéndum del 1 de octubre del 2017, que le costó su destitución con la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española. Sufrió un largo proceso penal que acabó declarándolo inocente. Readmitido como ‘major’ en la Generalitat ha sido cesado recientemente. El cese era previsible vistas sus declaraciones en sede judicial sobre el plan de Mossos para detener al Govern de la Generalitat en pleno si así lo ordenaba la autoridad judicial. Y sobre todo y desde un punto de vista estético seguramente no pudo tolerar el Govern actual la recepción del ‘major’, en cumplimiento de sus obligaciones funcionariales y protocolarias y en los últimos meses, al jefe del Estado español, en sus últimas visitas a Catalunya. En posición de firmes y de saludo, dando novedades y sobre todo solo, cuando se abría la puerta del coche donde viajaba el Rey.

El ‘major’ Trapero como el general Batet, siempre fueron fieles a sus obligaciones legales. No violentaron su juramento o promesa como funcionarios. Procuraron utilizar criterios de proporcionalidad y el ‘major’ obtuvo una sentencia favorable y ya firme a su actuación y por lo tanto su absolución por parte de la Audiencia Nacional. Y a pesar de todo ello ha sido cesado.

El general Batet y a otro nivel el ‘major’ Trapero son dos buenos funcionarios, que han llevado el cumplimiento de sus obligaciones hasta el límite en el primer caso y hasta el doble cese en el segundo. Cabe preguntarse por lo tanto y muy seriamente si este tipo de funcionarios independientes, respetuosos con las normas, eficientes y con buenos currículums ya no interesan y que lo que interesa son otros tipos de funcionarios aunque sean menos eficientes o menos independientes y tal vez más dóciles. En todo caso la ciudadanía siempre pierde. Dice un filósofo y, disculpas por alguna palabra fuerte, que llegará un momento en que se prohibirá pensar a los inteligentes para no molestar a los imbéciles. Y ya hay quien opina que este momento ha llegado.

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