El precio de los alquileres se dispara

El acceso a la vivienda se está convirtiendo en una auténtica odisea. Si el importante encarecimiento de la cuota de la hipoteca, motivado por la subida de tipos y el consiguiente aumento del euríbor, ha frenado en seco la compra de pisos, la opción del alquiler tampoco asoma como una solución para una gran parte de la ciudadanía, toda vez que en los últimos cinco años el precio se ha incrementado en un 24%, pasando de los 432,09 del año 2017 a los 536,73 del 2022, lo que supone todo un récord. Claro que esto es la media de lo que cuesta una vivienda de alquiler en la provincia, pues en las principales ciudades, como Tarragona o Reus, el precio se incrementa notablemente.

En estas circunstancias, resulta extremadamente difícil que los jóvenes puedan emanciparse del hogar paterno, lo que incide en sus proyectos vitales, en lo que también influye de forma decisiva la precariedad laboral que afecta de manera especial a este colectivo. Uno de los principales problemas radica en la falta de oferta, agravada por la preferencia de muchos propietarios por apostar por los alquileres turísticos, mucho más rentables. También la inseguridad jurídica y el riesgo de impagos e incluso de ocupaciones son un freno a la hora de poner una vivienda en alquiler. En este sentido, es mucho lo que pueden hacer las administraciones para ampliar la oferta. Por un lado, promoviendo vivienda social de alquiler, y por otro, dando facilidades y seguridad a los propietarios de los miles de pisos vacíos que hay en toda la provincia para que volver a poner sus viviendas en el mercado les resulte atractivo. Asimismo, los ayuntamientos pueden promover y explorar nuevas formas de tenencia. En todo caso, urge hallar soluciones a un problema que está expulsando a las parejas jóvenes del centro de las ciudades a la periferia o a poblaciones limítrofes, con todas las pérdidas que eso implica para las ciudades.