Legislatura minada

La convalidacion del real decreto-ley del plan de choque contra la crisis económica agravada por la guerra de Ucrania ha salvado al Gobierno de Pedro Sánchez al borde de la campana, pero ilustra una acusada fragilidad parlamentaria. El descuelgue de ERC por el escándalo del espionaje marca un punto de inflexión que augura un resto de legislatura minado por la falta de confianza. Los próximos meses van a visualizar una denodada lucha contra el tiempo. Sánchez no tiene otra opción mas que luchar contra una corriente que, en principio, empuja a Alberto Núñez Feijóo hacia la Moncloa y esperar a que la invasión rusa termine cuanto antes, se despeje el horizonte económico y la recuperación sea visible.

A Sánchez no le queda otra más que minimizar daños y esperar a que Yolanda Díaz pueda recomponer un espacio a la izquierda del PSOE que sea capaz de sumar después una mayoría clara para conservar el poder. La apuesta del presidente tiene varios frentes, en principio de difícil gestión para que sean compatibles. Por un lado, debe apaciguar la relación con ERC, que atraviesa un serio riesgo de no retorno si no se busca una solución política a la crisis abierta por el escándalo del espionaje. El asunto no tiene una salida fácil, porque el PSOE no va a poner el Estado patas arriba, pero a la vez tiene que comprometerse a esclarecer el caso, a colaborar con la justicia, si fuera necesario, y también a fijar mecanismos de control que eviten que este asunto vuelva a repetirse, salpicando la credibilidad democrática de España. El problema de fondo es que la estrategia de desinflamación de Cataluña lograda por el Ejecutivo de Sánchez parece que se ha venido abajo con estrépito.

Los próximos meses servirán para que Sánchez intente surfear los problemas. En la recámara cobra de nuevo fuerza la hipótesis de una remodelación del Gobierno.