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    El arriesgado nuevo golpe de efecto de Sánchez

    El adelanto electoral frena y complica más los pactos antes de la constitución de los ayuntamientos el próximo 17 de junio

    30 mayo 2023 07:55 | Actualizado a 30 mayo 2023 07:57
    Núria Pérez
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    Los periodistas estamos acostumbrados. Cuando parece que una noticia va a tener recorrido durante días, sucede otra y la anterior, pese a su presunta relevancia, pasa a mejor vida. Pese a ello, la rapidez con que Pedro Sánchez anunció ayer el adelanto electoral al verano tras los resultados del domingo fue realmente un golpe de efecto inesperado. Tanto, que se han hecho virales los vídeos de algunos de los periodistas que seguían en directo la rueda de prensa del presidente del Gobierno para valorar el 28M.

    A Sánchez le gustan los golpes de efecto. Lo demostró en 2018, cuando en poco más de un año el líder socialista reconquistó su propio partido, y alcanzó La Moncloa, tras prosperar la primera moción de censura de la democracia. La propuesta no estaba en sus planes inicialmente. Una semana antes Sánchez dudaba en si presentarla, tras cumplir su primer aniversario en Ferraz con las encuestas a la baja.

    Cinco años después, Sánchez vuelve a mover ficha en medio de una tormenta de final incierto. Ha preferido cambiar el desgaste de seis meses de tensiones externas e internas por plantar cara y transformar su derrota en gasolina electoral. Sánchez cree en la política de acción. Está convencido de que si no te mueves, te echan. Lo contrario que Mariano Rajoy, que pensaba que los problemas podían resolverse dejándolos pudrir.

    Esperar meses para disolver las Cortes hubiera supuesto un triple desgaste. El de su Gobierno, con un PP fortalecido que no hubiera dudado en plantear una dura batalla. El de sus socios, que tras la debacle del domingo se habría debilitado aún más. Y la de su liderazgo, con barones territoriales críticos con su gestión y los resultados.

    La excepción a la debacle socialista ha sido Catalunya y, dentro de ella, de forma destacada, las comarcas de Tarragona

    Convocando las primeras generales de la historia que se celebran en verano, Pedro Sánchez ha logrado recuperar la iniciativa y coger al PP desprevenido. El movimiento por sorpresa busca movilizar al electorado de izquierdas y situar la batalla en el miedo a un Partido Popular aliado con la ultraderecha. También convencer a la izquierda de que, que, ante la amenaza de un derrumbe histórico, solo tiene una alternativa: unirse, pactar y hacer un frente común. Algo que sus socios de gobierno, pese a la coalición, no siempre han entendido.

    La apuesta es altamente arriesgada. No hay ninguna certeza que la amenaza del avance de PP y Vox sean suficiente alicientepara acudir a votar o hacerlo por correo, en plenas vacaciones de verano. Tampoco que el adelanto sirva para tapar la necesaria autocrítica. Si se utiliza el anuncio únicamente como un recurso para tapar el fracaso sin más, podemos estar frente a un parche comunicativo que se gira en contra de la izquierda.

    Seguramente detrás de la decisión de Sánchez están los propios resultados de anteayer. Extrapolando a las generales el escrutinio del 28M, PP y Vox no sumarían mayoría absoluta: PSOE y sus socios habituales lograrían un 41,7% de los votos, mientras que populares y la ultraderecha, un 40,7%.

    Tarragona, la esperanza

    La otra gran esperanza del presidente del Gobierno es sacar una gran ventaja al bloque conservador en Euskadi o Catalunya. La excepción a la debacle socialista ha sido precisamente Catalunya y, dentro de ella, de forma destacada, las comarcas de Tarragona. El PSC ha logrado el 21,7% de los votos en la provincia. Solo le ha superado Esquerra, que ha vuelto a ganar, con el 23,2% de los sufragios.

    Además de poder recuperar las dos alcaldías más destacadas de la Catalunya Sud (Tarragona y Reus), los socialistas se afianzan en algunos de los municipios más destacados y poblados de la costa como Mont-roig, Calafell o El Vendrell. De hecho, hay una especie de cinturón rojo que rodea a Tarragona capital que abarca a poblaciones como La Canonja, Vallmoll, Salou, Constantí o Vespella de Gaià. En La Selva del Camp incluso se ha dado un vuelco y el PSC le ha arrebatado la victoria por pocos votos a Junts.

    El adelanto electoral frena y complica más los pactos antes de la constitución de los ayuntamientos, el próximo 17 de junio. También acentúa aún más la desorientación de las fuerzas soberanistas tras el Procés. La victoria del PSC ha ido de la mano de la derrota de ERC, que en las municipales de hace cuatro años se benefició de la celebración de las europeas, y del recién iniciado juicio a los impulsores del 1-O y la DUI. Por su parte, el secretario general de Junts, Jordi Turull, planteaba ayer a las fuerzas independentistas volver a concurrir con una lista unitaria a unas elecciones.

    Son tantas las sensaciones vividas en apenas veinticuatro horas, que serán necesarios análisis más sosegados que los propios del día después para valorar la trascendencia de las elecciones del domingo. Es pronto para saber si el 28M es uno de los movimientos sísmicos más profundos de la política española en décadas o, un nuevo ejemplo de la capacidad de Pedro Sánchez de adaptarse, cambiar el paso e intentar que sucedan cosas.

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