El invisible sale a la luz

02 enero 2022 07:20 | Actualizado a 02 enero 2022 09:53
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Época de Navidad, tiempo de milagros. Sí, incluso para los no creyentes, estas fechas tienen algo de muy especial. Los ciudadanos se felicitan unos a otros –aunque la Covid nos ha vuelto a robar los abrazos–, se sonríen y se desean lo mejor. Y surgen, con más fuerza que en ningún otro periodo, historias entrañables que hablan de solidaridad, pequeños milagros que rescatan a alguna persona del abismo.

Es lo que ha sucedido con Adam, un polaco de 40 años que desde que llegó a Roma, hace seis, vive en la calle, sin dinero y enganchado al alcohol. Dotado de un singular talento para el dibujo, pasaba los ratos muertos, que en su caso no eran pocos, retratando a sus compañeros de fatigas en un cuaderno. Durante años, los pórticos del Vaticano han sido su lecho, como lo son para tantos indigentes. Allí reciben comida y hay servicios donde, al menos, pueden asearse de vez en cuando.

Un día estaba en la cola para ducharse cuando el padre Francesco, que se ocupa del departamento de obras de caridad del Papa, vio uno de sus dibujos y le preguntó por el autor. Cuando le dijo que eran suyos, le empezaron a realizar encargos, siendo el que cambió su vida el de dibujar la imagen que ilustra los sellos vaticanos de esta Navidad. Para llevar a cabo su tarea, Adam se inspiró en dos colegas que siguen viviendo en la calle y que son los que dan vida a dos de los Reyes Magos. Adam ha recuperado su vida y ha dejado de ser un invisible. Y uno no puede evitar pensar cuánto talento permanece oculto entre todos esos sintecho a los que no queremos ver.

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