El leopardo obeso puesto a dieta

No soy yo muy de visitar zoológicos. He ido alguna vez, pocas –se podrían contar con los dedos de una mano–, pero nunca he salido satisfecho. Es más, los considero uno de los lugares más deprimentes.

Siempre me ha parecido que los animales salvajes que allí se exhiben están fuera de lugar y tienen la mirada triste. Extraídos de su hábitat natural y encerrados en jaulas para que los ‘disfrutemos’, han perdido su esencia, su vitalidad.

Desde luego, nada que ver con las escenas que nos ofrecen esos maravillosos documentales de naturaleza filmados en tierras donde ejemplares de esas mismas especies se desempeñan con libertad y han de buscarse la vida para conseguir el alimento, en esa bella batalla entre cazadores y potenciales presas que mantiene en vigor el ciclo de la vida.

No, los animales de los zoos no corren; no lo necesitan. Y ello da lugar a situaciones como la de ese leopardo que ‘vive’ en el zoo de la ciudad china de Panzhihua y que se ha convertido en una atracción que ha disparado el número de visitantes a la instalación... por su desmesurada obesidad.

Pero no crean que se trata de es un caso aislado; los osos, avestruces y alpacas de ese zoo también ostentan unos kilos de más. Hace unos años, otro zoo chino recibió críticas porque todos los animales estaban gordos, incluyendo los cocodrilos, las hienas, los tigres, los leones y los mapaches.

Y todavía colea la imagen de un orondo zorro de un parque de Yunnan (sur de China) que se volvió viral en las redes sociales. En vista de la preocupación de los visitantes por el sobrepeso del leopardo, el zoo se ha comprometido a «ajustar» su alimentación. No, no creo que la solución sea ponerles a dieta.

Quizá eso les haga parecer más delgados, pero, me temo, no más felices.