Dijo Tucídices que «el Estado es un lugar en el cual se puede salir a empujar el arado sin tener que llevar la espada al cinto».
Garantizar la seguridad fue la razón original de la comunidad política, y sigue siéndolo aunque ahora el enemigo sea el virus que nos amenaza. El estado de alarma se ha convertido en España en un examen quincenal para Pedro Sánchez, que va aprobando las convocatorias una tras otra.
En el examen final de curso ERC se inclina por el aprobado, con disgusto de Quim Torra, guardián de las esencias, que siempre prefiere votar con el PP, Vox y la CUP, llegando a desconfiar de Aragonés, Rufián y Tardà, que le parecen blandos.
Tal como está el país, el pueblo preferiría más acuerdos. Es hora de empujar el arado.