Un animalillo pequeño pero gritón

La naturaleza tiene curiosos enigmas y grandes paradojas. Una de ellas la han puesto de manifiesto los científicos que han descubierto que la Danionella cerebrum, un pez traslúcido de apenas 1,3 centímetros de largo, puede emitir un sonido tan fuerte que alcanza los 140 decibelios –en la mayoría de los municipios españoles el ruido permitido en una vivienda es de 55 decibelios, aunque todos tengamos vecinos que se pasen esta norma por el arco de triunfo–.

Los autores del estudio destacan que el sonido que produce este pequeño pececillo es «comparable al que percibiría un hombre colocado a una distancia de 100 metros del lugar donde despega un avión a reacción».

No es el animal más ruidoso bajo el agua del planeta; le supera el camarón mordedor, que con sus pinzas produce un sonido de 250 decibelios. Pero lo curioso es que un bicho tan pequeño sea tan ruidoso y que su sonido solo pueda escucharse a unos pocos centímetros de distancia.

El minúsculo animalillo cuenta con un generador de sonido compuesto por un «cartílago tamborilero, una costilla especializada y un músculo resistente a la fatiga», que golpea la vejiga natatoria.

Es en época de apareamiento cuando este pez emite el sonido ensordecedor, consiguiendo que las hembras, pese a la turbiedad del agua, puedan saber dónde estaría el potencial ‘novio’.

Y este pececillo tiene otra característica que, esta sí, le asemeja a muchos humanos: grita con una potencia inusitada, pero su cerebro solo tiene un volumen de 0,6 milímetros cúbicos, el más pequeño conocido en un vertebrado. Sí, ya sabemos que no siempre quien más grita tiene razón. De hecho, suele ser más bien al contrario. Basta con ver una sesión en el Congreso para corroborarlo.