Chirigota

Charles Bukowski dijo: «El problema del mundo es que la gente inteligente está llena de dudas, mientras que los estúpidos están llenos de confianza». Las dudas son el alimento del alma. Siempre he desconfiado de las personas llenas de certezas, los que creen saber el porqué de las cosas. Desconfío y envidio. ¿Cómo debe ser el despertar de quién tiene claro lo que ha venido a hacer a este mundo? Seguro que su café sabe mejor que el mío. Hay muchos tipos de certezas. Las científicas no forman parte de este grupo. E=mc2 es y será. Punto. Luego están las certezas morales. Saber distinguir lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto. Eso tampoco debería estar en duda, pero las verdades científicas experimentan una fragilidad que no nos podíamos imaginar mientras las estudiábamos. Los montruos del relativismo y de la teoría de la conspiración afirman tranquilamente y por todas partes que la tierra es plana, el cañón del colorado obra del Diluvio Unviersal y el Holocausto una invención de Hollywood. Pero si en Cádiz, una Chirigota, nos canta que la tierra no es plana y que por el horizonte se va cayendo la gente (y la caída es muy mala) y que le pongan ya una baranda, habrá que darles la razón. Porque en cada chirigota hay más verdad que en cualquier informe, documento o acuerdo político. Porque ante las certezas de los unos, el humor de los otros.