La base independentista

Desde diciembre de 2014, el sí a la independencia ha oscilado entre el 41,1% y el 48,7% y el no, entre el 45,1% y el 50%

 

03 junio 2019 16:05 | Actualizado a 03 junio 2019 16:07
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La ubicación de la sociedad catalana en relación a España es objeto de investigación por el Centre d’Estudis d’Opinión (CEO) de la Generalitat. En la última encuesta publicada, primera oleada de 2019, a la pregunta «Cree que Catalunya debería ser...», el 5,9% cree que una región de España; el 26,3%, que una comunidad autónoma; el 21,5%, que un Estado de la España federal; el 39,7%, que un Estado independiente. En cambio, si se pregunta al encuestado si desea o no la independencia, el 48,4% responde afirmativamente y el 44,1 negativamente. Desde diciembre de 2014, el sí a la independencia ha oscilado entre el 41,1% y el 48,7%, en tanto el no se ha movido desde el 45,1% al 50,0%. Pocas veces se podría aplicar con más propiedad el concepto de ‘empate técnico’ entre ambas posiciones.
Si lo que indaga es el sentimiento de pertenencia, los datos del CEO muestran la complejidad del modelo: el 39,9% de catalanes se siente tan español como catalán, frente al 20,5% que se considera sólo catalán y al 20% que se siente más catalán que español. Además, otro 7,3% respondió sentirse sólo español y el 3,1%, más español que catalán. En cuanto a la lengua que consideran como propia, el 48,8% de los encuestados indica el castellano como su lengua y el 35,3%, el catalán, mientras que el 8,5% señala a ambas por igual y el 7,3% responde otros idiomas.
En estas circunstancias, hay que apelar al caso de Québec, en Canadá, donde la famosa sentencia del Tribunal Supremo canadiense incide en que la secesión de una provincia ha de partir de una mayoría muy cualificada de reclamantes. Siempre en el bien entendido de que el derecho a la secesión no sería tampoco automático si tal mayoría se produjera, ya que habría que respetar entonces los derechos de la minoría mediante una negociación.
Ante este estancamiento, los soberanistas catalanes deben optar entre realizar un ejercicio de realismo y mitigar su exigencia hasta que lleguen, si llegan, tiempos mejores.

 

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