Si hay un personaje realmente estrafalario, polémico y convertido en los últimos tiempos, ese es Elon Musk. El propietario de X, antes Twitter, se ha proclamado en toda una mina para los periodistas ávidos de titulares. Y es que lo pone en bandeja, todo hay que decirlo.
Esta misma semana anunció que se desvincula del Gobierno de Trump. Según él, esta etapa de colaboración «había llegado a su fin». El magnate sudafricano deja el Gobierno cuatro meses después, con su imagen dañada, sin cumplir con sus metas de recortes y criticando la política fiscal del presidente. Los pronósticos no se equivocaban. La relación de Trump y Musk iba a durar poco, y así ha sido. Y es que tener a dos gallos en un mismo gallinero es inviable.
Musk parece que se ha desilusionado y se ha cansado de compartir escenario en la Casa Blanca y ahora ya está metido en nuevos y siempre sorprendentes proyectos. Por ejemplo, crear su propia ciudad. Sí, como lo oyen.
El empresario ha creado una ciudad llamada Starbase en el sur de Texas. Esta ciudad se formó a partir de la comunidad de Boca Chica, donde X, la empresa de Musk, tiene su principal centro de lanzamientos. El 3 de mayo de 2025, los residentes locales, en su mayoría empleados de X, votaron abrumadoramente a favor de incorporar el área como una ciudad oficial: Ganó con 212 votos a favor, y solo 6 en contra.
Eso significa que Starbase ha obtenido autonomía administrativa para gestionar servicios públicos como carreteras, escuelas y servicios médicos. El alcalde actual es Bobby Peden, vicepresidente de pruebas y lanzamientos de X en Texas, y el consejo municipal está compuesto por otros dos empleados de la empresa.
Entre los proyectos que se están desarrollando se encuentra la creación de diversas infraestructuras significativas en Starbase, incluyendo un centro comunitario de 22 millones de dólares, una escuela K-12, una clínica médica y viviendas multifamiliares.
Todo parece idílico en la ciudad de Elon Musk. Pero no todo es de color de rosa. Algunos residentes de áreas cercanas, como Brownsville, han expresado preocupaciones sobre el aumento del costo de vida y el uso de su ciudad como área dormitorio. Además, grupos ecologistas han acusado a la corporación de dañar hábitats naturales y afectar a comunidades indígenas, a las que no ha tenido en cuenta.
Y es que el pueblo incluye la estación de lanzamiento donde se realizan vuelos de prueba de su cohete masivo Starship, en un área de 4,1 kilómetros cuadrados de tierra propiedad de la empresa. Los ruidos afectan a una área que llegaría a diversos municipios cercanos, un hecho que ha generado mucha controversia en la zona.
En conclusión, Elon Musk ha establecido Starbase como una ciudad oficial en Texas, centrada en las operaciones de su empresa y con planes de desarrollo, pero también enfrentando críticas. ¿Será este el primer paso de Musk para ideas más ambiciosas? ¿Qué plan futuro se le pasa por la cabeza? ¿Creará un estado independiente dónde él será el máximo líder? Ambición no le falta y recordemos que ha trabajado 170 días codo a codo con el presidente más poderoso del mundo, Donald Trump.
A mí no me extrañaría hablando en la ONU como líder de su nuevo país en el que lo más importante es la industria tecnológica y el avance cada vez más grande de la inteligencia artificial. Veremos lo que sucede en los próximos episodios, pero tal vez en unos años él o sus múltiples hijos podrían ser los líderes de una nación que tal vez supere a China o a los propios Estados Unidos en diversos sectores tecnológicos. Habrá conseguido su objetivo, su influencia será global. Tendremos un planeta Musk.