Más vidas que un gato

11 abril 2022 09:10 | Actualizado a 11 abril 2022 09:53
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Eentre tanta destrucción, tanta masacre, tantos muertos y tanto horror nos llegan también de Ucrania crónicas humanas que reflejan la resiliencia humana y que, a pesar del contexto, están llenas de vida.

Una de las que más me ha llamado la atención es la que habla de Vlad, un ucraniano de 42 años, «grande como un camión», dice el reportero, que tiene más vidas que un gato. Dirigía una empresa tecnológica en Járkov antes de la guerra.

Al comenzar la invasión, se enroló en las defensas territoriales y ahora su casa está totalmente destruida por un misil que casi le mata, en una de las seis veces que ha estado a punto de morir en 43 días. La segunda fue cuando circulaba por la ciudad con su coche eléctrico, que le salvó: un proyectil se dirigía al vehículo pero, al no detectar calor, subió por encima del parabrisas delantero. Vlad dormía hasta hace una semana con quince vecinos en un sótano de apenas diez metros cuadrados.

Él, junto con otro hombre, pasaba las noches en la planta baja porque no cabían bajo tierra, hasta que cayó un proyectil en la vivienda a medianoche. Vlad sufrió una contusión cerebral y estuvo hospitalizado unos días. Después de verle la cara a la muerte esa tercera vez, Vlad sufrió el estallido de tres minas muy cerca de él. Se salvó por los pelos.

No es extraño que este hombre, acostumbrado a hoteles de cinco estrellas, viajes de trabajo y muchas horas de oficina, encare ahora la vida con otra filosofía: «Cuando estás vivo, todo está bien», dice. Pues sí.

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