Reflexiones

Son la siete de la tarde y comienza a sonar las sirenas que anuncian la llegada de losReyes Magos. Con añoranza recuerdo mi infancia, en la que junto con mis padres, en Barcelona, acudía a ver llegar los Reyes, cargados de grandes regalos, que me hacían perder la noción de la realidad, invadida por la ilusión y la magia, que ellos aportaban a mi vida. Recuerdo que era una fecha para mi muy especial, no conseguía conciliar el sueño yera la primera en levantarme.

Luego con el tiempo viví los Reyes de mis hijos, preparando por la noche los regalos, montando lo juguetes para no perder detalle de la cara de ilusión y sorpresa de cada uno de ellos , ante los regalos que descubrían.

Han pasado los años, muchos, y sin apenas darme cuenta. Solo puede agradecer a la vida lo que hoy poseo y tengo. Unos hijos maravillosos, adultos ya, con un futuro prometedor, pero sobre todo con un gran corazón y una gran persona escondida en cada uno de ellos. Me pongo a pensar y miro hacia atrás, modificaría cosas, de las que me arrepiento, supongo que como todo ser humano, pero estoy satisfecha con lo que he vivido y no lo cambiaría por nada.

Ahora, en mi madurez , paso el día a día, disfrutando de todo lo que tengo a mi alrededor, de la compañía, aunque lejana de mis hijos, de la confianza que muchas personas en mi vida, han depositado en mí ,y ,hoy por hoy, puedo decir que también son un poco hijos míos. Me planteo como poder hacer que el mundo sea mejor. Me da la sensación de que podría hacer más de lo que hago, pero a veces también me doy cuenta de que necesito descansar. La vida no sonríe a todos por igual, pero si podemos hacer que se sonría más de lo que se hace. No solo Navidad debe ser época de bienestar, felicidad y buenos deseos. Tendría que ser durante todo el año. Vivir para mejorar el mundo: ¡ no hace falta ir muy lejos de donde estamos cada uno de nosotros!, solo basta mirar al que está a nuestro lado para darnos cuenta de que hay mucho que hacer y mucho por lo que luchar. Este nuevo año que empieza está lleno de buenas ilusiones y proyectos, intentemos er felices viviendo momentos de bienestar y tranquilidad. Valorar lo que tenemos y no lo que no tenemos, ver en nosotros lo bueno, para reconducir lo que no es tan bueno. ¡Mirar, escuchar ,atender, proteger al que tenemos al lado, eso nos hace grandes, poderosos!.

No cuesta tanto hacer reír a un niño, a un abuelo, a un mendigo… solo hace falta que sepamos reír con ellos.

La risa se contagia, da fuerza y energía, da luz, seguridad, optimismo, ilusión, ganas de vivir. Esa sonrisa, que me acompaña siempre y que así me lo hace ver muchos de los que me rodean ,sirva para alumbrar a todos aquellos que la quieran recibir; con el objetivo de que aporte bienestar, paz, tranquilidad, alegría, y seguridad.

Que el año que acaba de empezar sea un poquito mejor que el anterior, pero sobre todo no peor!