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    Cuál es su punto Jonbar

    06 mayo 2022 07:38 | Actualizado a 06 mayo 2022 07:42
    Juan Ballester
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    Cada vez que Estados Unidos atacaba un país veíamos manifestaciones con multitudes impotentes protestando contra la guerra. Ahora sabemos que el ruso está tan loco como creían los otros que estaba el presidente americano de turno, y planteamos que haríamos si pudiéramos regresar, como Superman, para cambiar la Historia.

    Hay una original serie de Netflix, española, El Ministerio del tiempo, que en cada episodio regresa atrás y se pregunta qué habría sucedido si España hubiese entrado en la Segunda Guerra Mundial, si Cervantes no hubiese escrito El Quijote o Julio Iglesias no hubiera sufrido un accidente de tráfico que lo apartó de su carrera como portero del Real Madrid.

    En literatura se llama ucronia a ese recurso, viene del griego, significa «tiempo inexistente» pues especula sobre una realidad hipotética a aquella que sucedió. Una bifurcación, un cruce de caminos, la i griega de donde no surgió el resto de una crónica que no pasó. Consiste en recular hasta la intersección para plantear cómo podría ser el presente de un país si un acontecimiento hubiera tenido otro desenlace.

    Seguro encontrarán algunos momentos que, de no haberse producido algo casual, hubieran cambiado
    el curso de su biografía

    Si trasladamos ese hecho histórico significativo a nuestras humildes vidas, seguro encontrarán algunos momentos que, de no haberse producido algo casual y de aparente poca relevancia, hubieran cambiado el curso de su biografía.

    Nosotros -por ejemplo- regresaríamos a un encuentro casual con una compañera, en Huesca, una mañana de verano de 1985. Como al llegar a casa incluí Tarragona en una instancia para un concurso de traslados, a aquella coincidencia que pasó por allí, sin duda, mis hijos le deben la existencia.

    El musical La ciudad de las estrellas (La La Land) nos muestra un ejemplo magistral. Lo que un día fue un desprecio de malas maneras se transforma en un beso apasionado que convierte una historia triste en un cuento de hadas con final feliz.

    En el cine a ese recurso se le llama flash-sideway que quiere decir lateral (por otro lado). Y aunque se atribuye a la película Qué bello es vivir (1946), la pionera fue una película española, La vida en un hilo, de 1945: Mercedes se encuentra a una vidente viajando en tren hacia Madrid y le cuenta que hubo un instante en que pudo elegir a otro hombre como compañero y vivir otra vida.

    Ese momento al que la historia se retrotrae para tomar otro rumbo es el punto Jonbar que recibe su nombre de la novela del escritor estadounidense Jack Williamson, The Legion of Time (1938).

    Desde él punto Jonbar arranca ese desenlace alternativo, ese tiempo inexistente, que puede convertirse en la alegría del Menos mal, o en el lamento del No pudo ser. En Dos vidas en un instante (1998), perder o coger el metro lleva a la protagonista a descubrir o conocer una infidelidad.

    La pregunta de si usted volvería al pasado para regresar al futuro y ofrecerse un presente alternativo, resulta inquietante. ¿Cuál es su punto Jonbar? Si en aquel instante no nos hubiéramos cruzado por la calle, si al llegar al despacho no hubiera estado esa persona, si hubiéramos puesto el intermitente a la derecha en vez de a la siniestra, o dicho no en vez de sí, o viceversa.

    ¿Estaríamos escribiendo en francés o leyendo en alemán si España no hubiera vencido a Napoleón o Hitler ganado la II Guerra Mundial?

    Una amiga a la que he preguntado adónde volvería se ha quedado con una noche. «Me iría a ese momento sólo por saber a que saben los labios del jamás en la boca del siempre».

    Aunque puede resultar atractivo imaginarse a usted mismo en una vida con unas circunstancias completamente distintas, hay que tener cuidado con ese ejercicio cuántico de regresar al punto Jonbar. Primero porque son las piedras del camino las que forjan el destino y podrías estar muerto como Nino Bravo, a los 28 años.

    En La ciudad de las estrellas (La La Land) la historia de los amantes es un drama, a estas alturas de la tragedia tu ánimo ya está por los suelos, cuando el flash-sideway te eleva el ánimo remitiendo el dolor acumulado.

    Mientras se plantea el desenlace envuelto en un algodón de azúcar, te liberas de la trampa del tiempo y de la esclavitud del destino adverso que ya está escrito en el guion. Pero, en segundo lugar, cuando la realidad regresa y la falsa expectativa se desvanece, más dura es la caída que nos arrastra al inexorable colorín colorado.

    Buscar los puntos Jonbar solo sirve para soñar, que no es poco y para nada más. Y quizá para reflexionar sobre cuántas cosas habríamos podido evitar viendo como terminan otras. ¿Hubiéramos sido de otra manera con los rusos de saber que regresaría la Guerra Fría y nos amenazaría con la destrucción del mundo? ¿Estaríamos escribiendo en francés o leyendo en alemán si España no hubiera vencido a Napoleón o Hitler ganado la II Guerra Mundial?

    En la serie española El Ministerio del tiempo los protagonistas luchan contra los viejos acontecimientos, pero no para crear otros distintos, sino para que la Historia sea exactamente como ha sido y de ninguna otra manera.

    La suerte está echada. Julio Iglesias debió sentirse muy desafortunado cuando se salió de la carretera y los médicos creyeron que no volvería a caminar. Un enfermero llamado Eladio le regaló una guitarra para ejercitar los dedos, y compuso en la cama que siempre hay por qué vivir y a quién amar. La vida sigue igual.

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