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Garreta ‘style’

18 noviembre 2022 19:45 | Actualizado a 19 noviembre 2022 07:00
Roberto Villarreal
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Cómo pasa el tiempo. Sin apenas darnos cuenta hoy hace exactamente un mes que el anterior presidente del Port, Josep Maria Cruset, se despidió con cierta amargura de su espectacular despacho –difícil igualar las vistas al mar– en la planta noble de la sede institucional de la Autoritat Portuària de Tarragona. La mayor parte de las crónicas periodísticas han percutido sobre el detalle de que el sucesor, el arquitecto Saül Garreta, es hijo de Josep Maria Garreta, el creador del icónico edificio. De hecho, unas imágenes en movimiento de este poliedro tan singular, antes de ser rehabilitado, ilustran el acceso a la web de Garreta Arquitectes.

Los periodistas también hemos insistido hasta la saciedad en el legado de Cruset, que deja al Port de Tarragona en quinto lugar de la red de Puertos del Estado, inversiones de más de 100 millones en los últimos cuatro años e importantes proyectos de futuro como la Zona de Actividades Logísticas (ZAL), las terminales de La Boella y la de Guadalajara-Marchamalo, además de la nueva operativa de cruceros impulsada por Global Ports para el Moll de Balears. En una escala más doméstica, Cruset quedará también para la posteridad como el presidente que no pudo mantener el comedor para los trabajadores por carencias presupuestarias, un servicio muy valorado en el seno de la APT que cerró por la pandemia y tiene visos de no volver nunca.

Se antoja difícil pensar que Saül Garreta vaya a desviarse mucho de la hoja de ruta marcada por su antecesor para la expansión del Port, ya que pondría en riesgo la competitividad de una infraestructura clave. De hecho, soy de los que piensan que los hilos del puerto los mueven más el equipo técnico de directores que la propia Presidencia. No obstante, es evidente que tanto Cruset como Josep Andreu antes que él, han dejado su impronta. Por tanto, es previsible que el ‘sello’ Garreta también se deje notar.

Se antoja difícil pensar que Garreta vaya a desviarse mucho de la hoja de ruta marcada por su antecesor para la expansión del Port

En el caso del nuevo presidente, seguro que van a ser prioritarias las energías renovables y, por supuesto, el impacto ambiental de los planes de ampliación hacia Vila-seca. He hecho varias llamadas a personas de confianza para preguntar por Garreta. Sin fisuras, mis interlocutores me hablan bien de él: buena persona, gran sensibilidad social y ecológica, potencia intelectual y un punto de visionario... pero con los pies en el suelo, como buen empresario y promotor.

Sinceramente, pienso que Garreta no va a tener demasiado margen de maniobra en lo que se refiere al crecimiento portuario hacia Ponent. Quizá llegue a saborear caramelos como la recuperación de la Xarxa Natura 2000 en Prats d’Albinyana –incluida en la urbanización de la ZAL–, que permite regenerar 37 hectáreas al lado del mar en La Pineda mediante un ecosistema de dunas costeras, con una laguna interior, en el que se replantan especies autóctonas para reintroducir varias especies de animales y aves.

Incluso puede que le toque en suerte cortar la cinta inaugural tras la intervención –también vinculada a la ZAL– para dignificar los restos de la villa romana de Calípolis, cuna del hallazgo del espectacular Mosaico de los Peces, una de las estrellas del Museo Arqueológico Nacional de Tarragona. Teóricamente, esa villa se ubicó en una mítica ciudad cuyos vestigios todavía no han podido localizarse con precisión entre Tarragona y Salou. Calípolis ya era mencionada en la Ora Marítima (siglo IV), la primera fuente escrita sobre Hispania. Se cree que el texto original era un antiguo manual, el Periplo Massaliota –originario de Massalia, hoy Marsella–, recuperado por los griegos a partir de las rutas marítimas de los comerciantes fenicios y tartesios en sus viajes por el Mediterráneo en siglo IV antes de Jesucristo...

Mis interlocutores me hablan bien de él: buena persona, gran sensibilidad social y ecológica..., pero con los pies en el suelo

Perdonen, que me voy por las ramas. Vuelvo al señor Garreta. Les decía que al nuevo presidente le caerán bombones como los mencionados, pero sin duda también algunos sapos derivados de las inercias de un gigante como el Port. El primero, en el que los medios han puesto el foco, el crecimiento de los cruceros, una industria que está en pañales en el tema de la huella de carbono, por citar sólo uno de los aspectos que generan controversia.

Sin embargo, más que su visión hacia Ponent, interesa la perspectiva de la cabeza visible del Port en dirección Llevant. En los perfiles que he leído, se menciona que Saül Garreta es vecino de Cala Romana, aunque pocos subrayan los efectos de su condición de especialista en el urbanismo del área norte de Tarragona. Me consta que tiene las ideas muy claras sobre cuestiones tan candentes como el Port Esportiu, la plataforma del Miracle, el paso de mercancías peligrosas por el frontal marítimo, el proyecto de la Savinosa, la Budellera o la Residencial.

No olvidemos que él es uno de los expertos que asesoraron la interesante propuesta que en su día realizó la asociación de Empresaris de Tarragona sobre la Rambla del Mar, un proyecto integral desde el Francolí al Gaià al objeto de liberar la ciudad de una vez por todas de las vías del ferrocarril. Tengo especial curiosidad por cómo hará casar esas ideas con los intereses del entramado empresarial de la APT. Algunos de los que le conocen le auguran poco tiempo en el cargo porque «no es de los que se muerden la lengua y renuncian a sus principios por una poltrona». De momento, toca dejarle un poco de tiempo para poder evaluar en su justa medida el calado del Garreta ‘style’.

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