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Ayer se puso fin a una larga etapa de modelo de gestión sanitaria municipal. El Hospital Universitari Sant Joan de Reus fue traspasado, finalmente, a la Generalitat de Catalunya y, desde hoy, el CatSalut será el responsable de su gestión. Así lo aprobó el pleno de Reus en una sesión extraordinaria, y así se puso punto y final a un proceso que se ha ido gestando desde 2016 y que esta última semana ha dado el sprint final.
La culminación llegó con la ratificación, primero de la junta general y después del pleno extraordinario, de la renuncia del consistorio al derecho de superficie del edificio sanitario; el cese gratuito de la propiedad; la autorización del crédito de la Generalitat a Reus Serveis Municipals y su ampliación de capital con el crédito del Pla d’Ajust del Sant Joan. Todos estos puntos fueron aprobados por el equipo de gobierno (JuntsxReus, ERC, Ara Reus) y Ciudadanos. La Candidatura d’Unitat Popular (CUP) se abstuvo y, el Partit Socialista de Catalunya (PSC) fue el único que dio su no al traspaso.
La sesión plenaria tenía ayer una connotación de «jornada histórica». Así lo definió el alcalde, Carles Pellicer. Y aunque se hablara de un tema persistente en la agenda política, que siempre ocasiona los mismos debates, la diferencia fue que el concejal de Salut, Òscar Subirats, sorprendió a la oposición agradeciendo su trabajo en este camino y calificando el traspaso como de un éxito colectivo: «es el pleno municipal quien hoy aprueba el cambio de gobernanza del HUSJR. Son unos acuerdos de todos y todas».
Subirats tuvo palabras positivas para los distintos grupos de la oposición. A Ciudadanos «por su visión estratégica» y su apoyo «desde el primer momento». A la CUP, por «la defensa de un modelo público del servicio sanitario». Y al PSC, «por la fidelidad en el modelo de salud municipal, nacido en etapas socialistas. ¡Y suerte que tuvimos!». E insistió en que, «aunque os hayáis expresado en voto contrario, el éxito es colectivo y también vuestro».
Este posicionamiento generó rechazo en la oposición, sobre todo por parte de la CUP y PSC, que compartieron que el traspaso del hospital a la Generalitat no podía calificarse de éxito. Sin embargo, Ciudadanos celebró el acuerdo. Su portavoz, Débora García, expresó que «la competencia de la asistencia de la salud es de la Generalitat», y que el modelo municipal «ha hecho que los ciudadanos tuvieran que hacerse cargo del Sant Joan. Un centro con pérdidas económicas desde 2015».
Un «rescate» al hospital
Mucho más crítica fue la CUP, que a través de su portavoz, Marta Llorens, justificó su abstención recordaron que el partido anticapitalista siempre había defendido «que es insostenible un hospital financiado por un ente municipal». Llorens recordó que la CUP «desde un buen inicio ha fiscalizado la mala gestión del hospital Sant Joan y el Grup Salut». Una mala gestión que proviene del «pecado original de Innova a manos del gobierno tripartito». Por eso, añadió que solo se puede hablar de un «rescate» del Sant Joan y lanzó un dardo a ERC criticándole de que «no compartimos al 100% la visión pública sanitaria» al «avalar un modelo que habita con la atención privada».
Los socialistas, por su parte, ven este traspaso del hospital desde la otra cara de la moneda. En este sentido el portavoz del PSC, Andreu Martín, insistió en la perdida de un valor patrimonial que supone, recordando que el Hospital Sant Joan tiene al menos 700 años de historia: «oigo hablar de éxito colectivo, pero perdemos dos terceras partes de los recursos del consistorio, no queremos más éxitos como estos».
Desde su perspectiva, hay que añadir el factor que «CatSalut ha impuesto las reglas del juego» en el cambio de titularidad del centro sanitario. Martín se defendió de las palabras de la CUP, explicando que el de las causas de disolución «fue el cambio de modelo de financiación que la Generalitat aplicaba a los hospitales. E insistió en que se podrían haber buscado «otras soluciones».
